domingo, 29 de diciembre de 2013

Días navideños

Casi termina diciembre, pero todavía queda el olor de las mandarinas, los turrones y pasteles en hoja. Quisiéramos prolongar la alegría y el cariño especial que se cuela en el aire.La navidad nos invita a la tregua de las inconformidades, protestas y los conflictos personales. En aras de la concordia, la vida pudiera transcurrir  en un nirvana de luces de colores, comilonas, cohetes, donaciones y nuevos atavíos. Escuchamos  villancicos navideños mientras mecemos recuerdos que se convierten en sonidos tenues pero  insistentes, que vienen del alma y sus agujeros. Entramos y salimos de la casa. Al salir nos ensanchamos, al entrar nos abrigamos de nuevo en la intimidad.  

No es propicia la navidad  para plantearnos problemas existenciales ni asuntos trascendentales sin solución. Tampoco para lamentarnos al amparo de este  cielo tan azul y tan claro, de lo que durante el año no pudimos realizar. No es propicia la Navidad para problematizarnos, ni desesperanzarnos, ya enero dirá los desafíos que hay que acometer.
Permitamos que la frescura de la brisa nos penetre al corazón, lo desempolve y  acune. Quien sabe,  si ya limpio y mecido como niño recién bañado, rompe a lloriquear tranquilamente por los treinta años,  veintiuno, once, seis, cinco, tres y uno, en los que ha permanecido absorto y encogido.  

Permitamos que la navidad nos devuelva el anhelo de ser más humanos. Dejemos que fluya este deseo de ser más generosos y justos. Que  la Navidad en su multiplicidad de colores, matices e intensidades nos lleve a columpiarnos junto a los que queremos en un continuo ir y venir donde nunca sabemos cuál es la ida y cuál la vuelta.
Permitamos hacernos más sensibles a los derechos y las dignidades de nuestros congéneres, más proclives a la tolerancia y a la aceptación paciente del  otro. Arreglemos nuestro establo interior para acomodar 
al Niño Dios junto a las mejores vivencias del presente y a los recuerdos de familiares y amigos que se fueron. Todo esto será  combustible para cuando escaseen los recursos y las fuerzas.




domingo, 22 de diciembre de 2013

Jesús nació pobre, pero no miserable

En esta época celebramos el nacimiento de Jesús en una gruta de Belén, porque “no había sitio en la posada”. Miles de peregrinos, según cuentan algunos de los evangelios, se trasladaban a la ciudad de sus padres para el censo convocado por el césar romano. Belén es una ciudad llena de grutas, es probable que muchos otros peregrinos pararan en grutas porque la pequeña ciudad de Belén estaba congestionada. María y José los padres de Jesús eran pobres, pero en su ciudad, Nazaret, no padecían la pobreza extrema de los mendigos, los sin techo, enfermos desahuciados, no, el padre de Jesús era carpintero. Es decir era obrero, trabajaba y ganaba para el sustento. Quizá era pobre porque no era rico, ni pertenecía a las clases dominantes de su tiempo, pero no era un mendigo, ni un miserable en la acepción de Víctor Hugo.

Los cristianos valoramos la pobreza porque entre otras cosas ella significa desapego, capacidad de compartir con otros porque ellos nos necesitan y a su vez los necesitamos. La riqueza es muy criticada en los evangelios porque muchas veces viene acompañada de angurria y egoísmo. La miseria es otra cosa, a diario constatamos cómo la miseria llega a deteriorar la persona, su cultura y sus valores. Pero eso mismo sucede con la mucha riqueza. El pobre extremo pierde capacidad de lucha, de planificación y previsión; su persona se ve amenazada constantemente. El rico extremo cree que todo lo puede y le es permitido, pierde sensibilidad y contacto con la realidad.
La búsqueda  de la riqueza se torna en una adicción. Hay que vender más cada día para ganar más. En los negocios no se permite quedar empate, eso está en contra de la cultura de la empresa. Hay que ganar más que el año pasado, aunque sea a costa de que haya más pobres, o de que se perjudique el medio ambiente. Hay que vender más  aunque sea bajando la calidad a los productos.
Por su parte la pobreza extrema  te hunde como en un charco de lodo; no hay manera de salir a no ser que un ángel milagroso te salve. Los intentos de emerger son infructuosos porque no tienes cómo agarrarte ni apoyarte. Puedes sobrevivir con el poco de agua, comida y mala educación que vienen a  traerte a tu charco algunos aprovechados. Esos  mismos  que luego te traerán las urnas para que los reconozcas y eches el voto por ellos.
No se puede construir una democracia en una sociedad de miserables y ricos extremos. No hay espacios de encuentro comunes, no se pueden discutir asuntos de interés mutuo. Los intereses del rico extremo superan toda lógica y racionalidad.  No hay impuestos que valgan, no hay derechos ni deberes, no hay deudas que puedan honrarse, no hay altruismos sin segundas intenciones. Las acciones del rico extremo se colocan en una categoría que va más allá del bien y el mal.Al fuego del  amor por el dinero, sus apetencias herven como la  leche hasta rebosar.Su fortuna es directamente proporcional a su insensibilidad para conseguir sostenerla a cualquier precio.
Por su parte el interés del pobre extremo no va más allá del próximo minuto. Tiene la percepción de que su vida no vale nada, por eso se expone sin pudor a todos los peligros o se cruza de brazos esperando la muerte. Cree que su dignidad se la comieron los ratones, por eso se arrastra en busca de  dádivas o se vende al mejor postor.
La pobreza y riqueza extremas es una de las claves para entender por qué el narcotráfico,  sicariato, la prostitución encuentran en nuestras sociedades latinoamericanas tan fácil cultivo. Y es que la riqueza  y la miseria se encuentran en ese punto donde suelen encontrarse los extremos para darse la mano: en un deterioro del aprecio por lo humano, por la  vida humana. Algunos  pequeños narcotraficantes de drogas experimentaron la pobreza extrema. Surgieron de uno de esos  charcos de lodo. Sufrieron abusos extremos que le comieron su sistema de valores.  
Valorar la pobreza como la posibilidad de apertura hacia el otro, como posibilidad de poner el foco en ser humano, es un acierto del cristianismo. A esta la llamamos pobreza de espíritu. Pontificar sobre la pobreza es peligroso.Querer que haya pobres para seguir el proceso de acumulación de riquezas es una distorsión aberrante del mensaje de Jesús quien se compadeció de los miserables hasta el extremo de querer  liberarlos de esa miseria que él no compartía.   
Ojalá que en el año 2014 podamos regular la reproducción de  pobres y ricos extremos y disponer  de  políticas sociales efectivas, de un sistema judicial veraz,  eficaz  y de una educación de calidad para todos sobre todo para los más pobres. De otra forma olvidemos la democracia y demos la bienvenida para un buen rato a  la dictadura de los narcos, de la delincuencia o de cualquier otra forma  de barbarie.


sábado, 14 de diciembre de 2013

Mirar el prejuicio, vencer el prejuicio


Hace poco más de 22 años nació un niño que lleva por nombre Ramón Miguel (aunque no tiene acta de nacimiento), en razón de que nació a finales de agosto cuando se celebra la fiesta de san Ramón.  El Miguel es por su padre  Michel, que  es haitiano traído al país hace aproximadamente 30 años a una de esas zafras urgentes que se celebran cada año en diversas zonas de nuestra geografía.

Al terminar la zafra no fue devuelto a su país. Se estableció en un campito de la zona sur, se casó  y procreó varios hijos con su esposa haitiana,  el más pequeño es mi amigo Ramón Miguel. Durante todos estos años, vanos han sido los esfuerzos  de Michel para legalizar su estadía en el país. Cada vez que vienen las oleadas de persecución y repatriación su estómago se estremece. Solo ha vuelto a Haití una vez y en la frontera, los guardianes,  le quitaron parte del dinero que le llevaba a su madre enferma. Por temor a ser  deportado (ya que está  ilegal) se mantiene en bajo perfil. Por temor a que le denieguen su vuelta al país no ha vuelto a visitar sus parientes.

Ramón Miguel nuestro joven de 22 años se inscribió en la escuela de su campo a la edad reglamentaria sin acta de nacimiento, solo con el papel que le dieron a su madre en la clínica donde nació. Al correr de los años un señor de la zona donde vivía le prometió un acta de nacimiento donde él figuraba hijo de padres dominicanos, para que regularizara su status en la escuela. Casi a punto de graduarse de bachiller y tomar las pruebas nacionales fue descubierta la falsedad del acta de nacimiento y Ramón quedó de nuevo sin papeles y no pudo tomar las pruebas, por tanto no tiene título de bachiller para entrar en la universidad a seguir su sueño de ser médico.

Nuestro joven es un muchacho  inteligente, educado, trabajador, fácil de sonrisa, comprensivo de las leyes, pero no entiende por qué él que nació hace 22 años en este lado de la isla,que nunca se ha movido de aquí, que habla como la gente de este lado, que sus amigos son dominicanos, no puede legalizar su status como lo que es: hijo de padres inmigrantes pero nacido y criado en RD.

Tengo una amiga dominicana que se fue ilegal a España y poco a poco fue regularizando la situación de sus 5 hijos que ya son españoles igual que ella. Tengo otra que se fue a los Estados Unidos, sus hijos nacieron allá y son americanos, a través de ellos regularizó su status. Los movimientos migratorios son indetenibles en todo el planeta. Los países se necesitan mutuamente. Esos puestos de trabajo  tenidos a menos por los nacionales de un país, ya sea por la dureza de la labor o por la baja de la paga, son ocupados por ciudadanos de otros países  que en el  impulso vital se trasladan igual que lo hicieron sus congéneres hace miles de años.
   
Comprender la situación de los inmigrantes en general  es menos difícil para el que lo ha sido o tiene algún pariente con esa condición. Tener cariño o relación de amistad con un inmigrante hacia el cual existe algún prejuicio, a veces funciona como quebrador de tal prejuicio. Hay muchas historias conmovedoras de relaciones afectivas de tú a tú entre bosnios y serbios, o entre palestinos e israelíes, donde en el principio existió un prejuicio. El asunto consiste en aventurarse al amor que a veces es cosa de  “locos” que pierden el miedo.  El problema son las naciones y sus intereses y prejuicios convertidos en leyes de estado al vapor.

Mientras que, se conocen los casos uno por uno de personas nacidas aquí  cuando otras eran las leyes¸ se controla el tránsito fronterizo, se regulan los empleos,  se trabajan las relaciones binacionales, trabajemos también nuestras creencias arcaicas, aquellas que nos han transmitido de generación en generación, que no cuestionamos   y que nos llevan a actuar de forma automática. O no es verdad que los  motivos de la reciente sentencia del tribunal constitucional, además del orden, la legalidad, es también un vergonzoso prejuicio?  Es fácil ver las atrocidades de la humanidad en retrospectiva y cuando estamos fuera, pero que difícil resulta  enfrentarlas cuando somos los actores de turno.   

Así como Ramón Miguel hay muchísimos otros y otras, que son solo de aquí, no pertenecen a ningún otro lugar. Dice Amin Maalouf en su libro Identidades Asesinas que “para ir con decisión en busca del otro, hay que tener los brazos abiertos y la cabeza alta, y la única forma de tener los brazos abiertos es llevar la cabeza alta”. En el fondo cuando nos encerramos en nuestro color, clase, creencia, nación etc… estamos  impedidos de Pensar y entrar en reciprocidad con el otro, es decir  cruzamos los brazos. Llevar la cabeza alta, ¿no es símbolo de autoestima,  seguridad personal y ausencia de miedo ?


jueves, 7 de noviembre de 2013

Lastres y diablitos culturales

Con cierta  frecuencia escuchamos  afirmaciones como éstas: “este país no tiene salida”, “los políticos son todos unos corruptos”, “si tuviera los medios me fuera de aquí, esto va de mal en peor”, “la clase media no tiene esperanza de mejoría, al contrario está cada día más estrangulada” y muchas otras como éstas.
Me niego a suscribir  todo esto. Hago de cuenta que es una forma hiperbólica de expresar los sentimientos de frustración. Me resisto a caer en la desesperanza y a dar por perdida la batalla contra las autoridades y por la democracia. Todavía creo que los ciudadanos tenemos algo que aportar  para construir el país que queremos. Sin embargo  nos vemos amenazados por unas creencias  y unas actitudes que son como unos diablitos culturales  que atentan contra la sensatez.. Algunos de los rasgos de nuestra cultura que tenemos que poner a prueba de buen juicio son:
 -El autoritarismo, responsable de que algunos problemas no puedan ventilarse con transparencia y que por tanto no lleguen a solución consensuada y respetada
-El compadrazgo,  y el amiguismo, que limita la efectividad y condiciona la institucionalidad.
 -El  inmediatismo que impide que las planificaciones a mediano y largo plazo  sean  respetadas por los gobiernos que se suceden.
-  La política partidista como único modo de acceder al poder  y que obstaculiza  la implantación de un nuevo orden.
 - El  hambre histórica que induce cada vez a nuevos hambrientos a comer sin compasión y a guardar por si las moscas.                           
- La miseria como cultura, que no conoce otra cosa que “el dao” y su compañero  el clientelismo como recurso para ganar votos y mantener el poder secuestrado.
   -El individualismo y el sálvese quien pueda.
  -El  burocratismo  que hace creer que se trabaja, pero su trabajo consiste en entorpecer el trabajo de los que trabajan.
  -El capitalismo despiadado y con poca regulación estatal donde los peces gordos se comen los pequeños con facilidad y sin compasión.
-El antihaitianismo como una bandera de patriotismo, mientras se tolera  por un lado el tráfico de personas en la frontera para cobros de peajes sin control  y por el otro se permite el   empleo de  mano de obra barata sin regulación. Todavía arrastramos  prejuicios y hacemos juicios de valor  a base de cuentos de abuelas que se repiten de generación en generación y de pueblo en pueblo.

Cada uno de esos atrasos culturales y otros más, endémicos y estructurales,   primero tienen que ser examinados, nombrados y reconocidos. Hace falta educarse, crecer y madurar, desde el sistema político, pasando por las instituciones y llegando a los individuos. Lo más fácil de todo es quedarse atrincherado en las creencias y actitudes  del pasado que nos hacen sentir cómodos por la costumbre, pero que ya no sirven para entender y vivir en este mundo. La convocatoria a exorcizar estos diablillos culturales tiene que ser iniciativa de todos y cada uno.

lunes, 28 de octubre de 2013

Estar dentro-Mirar desde afuera



En la constante  búsqueda  de la verdad se requiere tanto  participar desde dentro, como  alejarnos y mirar desde afuera. La permanencia continua en  un  contexto puede obnubilar la mirada e  impedir  observar la realidad  con cierta objetividad.  Juzgarla  desde afuera sin involucrarnos, nos pudiera colocar en una posición pedante, de pretendida asepsia y poco comprometida.
Muchos  dominicanos podrían entender como natural, carecer de servicios de agua y de electricidad; como  normal el desorden en las calles,  la basura tirada  y  las fortunas acumuladas  en tan poco tiempo.
Sólo el que se encuentra fuera del partido del gobierno puede darse cuenta de lo absurdo   que es iniciar una campaña política para derrotar al candidato de la facción del presidente que a su vez es de su mismo partido.
En la  familia por ejemplo, los jóvenes necesitan alejarse de ella para  valorarla. Han crecido en una familia, la única para ellos. La familia los ha afectado y los ha condicionado a mirarla con absolutismos temporales de acuerdo a sus necesidades y conveniencias. Ninguna familia es perfecta para nadie. Todas sin excepción tienen sus tensiones y dejan sus carencias. Estar dentro de ella  permite  catalizarla, mirarla desde fuera capacita para valorarla más objetivamente.
De igual manera  pudiera ocurrir con la iglesia católica. Aquellos que  han tomado distancia  física o mental pueden apreciar con mayor claridad los cambios necesarios que tienen que ocurrir para dar respuestas a las necesidades profundas de la gente de nuestro tiempo.
La institución escolar no es la excepción. Ofrecer a los maestros y directivos  la posibilidad de ver su escuela  y su desempeño desde la lejanía les ayuda a visualizar los cambios necesarios para revitalizar su ejercicio en favor de la educación de niños y jóvenes.
En fin que lo más sano para nosotros y para la realidad es aprender a  movernos de forma permanente  dentro del continuum dentro-fuera para impedir  la esclerosis del  pensamiento,  la conciencia y la acción. De entrada lo sabemos: que estar permanentemente afuera nos resta autoridad y nos hace nihilistas y a veces  sarcásticos. Que estar sumergidos en una realidad nos puede llevar al ahogo por falta de oxígeno, fanáticos por  la seguridad que nos proporciona el atarnos a una posición que creemos incuestionable y embotados por no encontrar nada ni  nadie que nos  estimule a pensar crítica y creativamente.   


lunes, 21 de octubre de 2013

Vocación de plenitud

Los  seres vivos  nacen, crecen,  se multiplican y mueren. ¿Quién de nosotros alguna vez no recitó esta oración de memoria? Tanto la repetimos que algunos se han limitado a esas funciones vitales y ya recorridas las dos terceras partes de la vida , esperan solo la muerte.
A diferencia de las plantas y los animales el ser humano es el único ser vivo que nace, crece,  no siempre se multiplica, pero  sigue creciendo  en conciencia, sabiduría…
En la naturaleza y en las plantas podemos encontrar reflejados  nuestros ciclos vitales. Continuamente estamos cambiando. Nuestros ciclos se parecen a la primavera, verano, otoño e invierno. Nuestras estaciones personales no son tan simétricas como las naturales. Hay inviernos que duran años y primaveras fugaces. Sin embargo, los inviernos expanden la conciencia y permiten vivir  a plenitud la primavera.
Los seres humanos no nos movemos en línea recta, ni hacemos escaladas constantes, a veces nos detenemos y otras  retrocedemos; caminamos  haciendo zigzag y  tenemos continuamente oportunidades de renovarnos y crecer. Después de multiplicarnos no morimos irremediablemente como lo hacen algunas  plantas, podemos seguir descubriendo nuestro potencial que no  nos ha sido revelado tan claramente como a un animal o a una planta. No estamos predeterminados, podemos seguir explorándonos hasta el fin de esta vida y descubriendo nuevas  facetas.
La cultura, que tantas posibilidades nos ofrece también puede limitarnos. Sin embargo, la conciencia nos interpela y esa capacidad exploratoria propia de todos los humanos  nos invita a redescubrirnos. Darnos por requeteconocidos y sabidos a nosotros mismos es como morir en vida, pretender que conocemos  exhaustivamente a los otros los paraliza y encuadra.  
Los sentidos nos acompañan siempre, en nosotros está la decisión de afinarlos, explorando nuevos sabores, olores, texturas, sonidos, visiones. El ser humano es el único ser vivo que puede renovarse a conciencia aun en la vejez. Aprender  un  idioma, intentar desarrollar una habilidad,  servir a los demás, interesarse por cosas nuevas, hacer nuevas  amistades,  es como abrir nuevos  caminos cerebrales. De esta forma  estamos haciendo pleno nuestro ciclo vital como seres humanos,  que no es tan sencillo como el del resto de los seres vivos.  


viernes, 4 de octubre de 2013

Migraciones y consensos

Vivimos en una época de trasiegos, reales y virtuales. Solo hay que  estar en un aeropuerto y observar por unos minutos la cantidad de personas que como hormigas se mueven para uno y otro lado. También podemos pulsar el mouse,  entrar y salir a los diversos mundos virtuales y  sentirnos parte de la gran comunidad cibernética. 
Hace miríadas de  años el ser humano fue nómada por necesidad  cuando se agotaron los recursos de su entorno. Emigraba buscando sustento y así se fue expandiendo como el fuego por la faz del planeta. Se fue diferenciando y adoptando colores, tamaños, rasgos  y expresiones diversas, tan diferentes que se olvidó de su origen. Llegó hasta el punto de trazar fronteras y construir muros.
El nomadismo es una tendencia humana así como lo es el sedentarismo. La diferencia hoy día es que las tierras a las cuales nos movemos ya han sido ocupadas previamente por otros inmigrantes. Entonces es preciso hacer concesiones, negociaciones,  tratados. Exceso de visas, conquistas, guerras, separaciones, protecciones, eso heredamos de los siglos anteriores. El siglo XXI  es el tiempo para  establecer encuentros  de culturas consensuados.  
En el siglo XV España ocupó gran parte de América con su gente y su cultura. Cinco siglos después miles de latinoamericanos se embarcan hacia España para trabajar y para estudiar. Ambos grupos reconocen una necesidad mutua. ¿Qué sería de muchos  ancianos españoles sin los cuidados de tantas dominicanas? ¿Qué sería de muchas universidades españolas si les arrancan los miles de dominicanos que estudian en sus recintos? ¿Qué sería de tantos españoles si les suspenden sus inversiones en estas playas?
Actualmente, a pesar de las evidencias, nos encaminamos a relaciones de igualdad, porque mutuamente nos necesitamos. Los norteamericanos y los mejicanos se necesitan.  Nos necesitamos los haitianos y los dominicanos,  se necesitan los emigrantes de pueblos musulmanes y los europeos.
Hay y habrá resistencias y rabietas pero a la larga tendremos que entendernos. Colocar sobre la mesa de negociaciones lo mejor que tenemos y dejarnos de tonterías, porque como el cuento del ratón y el león, el que parece en un momento más poderoso podría ser el más vulnerable. Es asunto de autoestima y conocimiento propio, de potencialidades y limitaciones. Ya pasó de moda la soberbia, el resentimiento y la autocompasión.



domingo, 29 de septiembre de 2013

Racismo manifiesto o solapado?

El racismo es una mezcla de ideas  y sentimientos de superioridad que todavía perviven en muchas personas de los pueblos europeos, de Estados Unidos, Canadá, Medio Oriente, Africa, América Latina, República Dominicana y que va en detrimento de personas de otras culturas.  Casi nadie admite que es racista, quizá porque en nuestra cultura occidental esta ideología atenta contra todos los valores de las constituciones modernas: igualdad, libertad, fraternidad. De manera que el racismo a todas luces es un atraso. Pero no por ser un  “ismo” pasado de moda se ha salido de nuestras almas, más bien lo tenemos tan guardado que le ha faltado oxígeno y se ha enquistado.
En diferentes estratos de la piel, a diferentes niveles de la conciencia, en diferentes expresiones verbales y conductuales,  el racismo se nos manifiesta. Los motivos existen: ancestrales, irracionales, ridículos, pero existen.
Los conquistadores y sus descendientes  discriminaron por su color a otros seres humanos. Ellos  “cazaron”  hombres y mujeres  de diferentes tribus de las costas africanas y los importaron a América para el corte de la caña, sin compasión de sus sentimientos y sus almas, mucho menos de  sus cuerpos. El poderío de los europeos de ese tiempo se manifestó en un blancocentrismo. Si  ellos hubieran sido negros, la desteñida raza blanca hubiera sido entonces la víctima de su voracidad.
Hay muchos entre nosotros que todavía no aceptan que el género humano, tal y como lo conocemos hoy, proviene del continente africano y no del paraíso de la Mesopotamia entre el Tigris y el Eufrates. Somos una misma raza universal en peregrinación por el mundo entero que al disgregarse tomó colores y expresiones culturales diversas. Fernando Savater  exhorta a los educadores diciendo: “cultivemos la floresta, disfrutemos de sus fragancias y de sus múltiples sabores, pero no olvidemos la semejanza esencial que une por la raíz el sentido común de tanta pluralidad de formas y matices…solo volviendo a la raíz que nos emparienta podremos los seres humanos ser huéspedes los unos para los otros ”.  
 El racismo nuestro está muy sectorizado. Lo hay de niveles diferentes dependiendo de si el color va mezclado o no con otras condiciones desventajosas como la pobreza o la nacionalidad. Usted no ha visto en este país a alguien que sea racista contra un afgano, albano, vietnamita,  guaraní o visigodo! Quizá contra éstos haya expresiones culturales que asombren, pero enseguida se les buscará una explicación que traerá comprensión y sosiego.
 Veamos algunos matices: si una persona de color negro es pobre la condición de prejuicio social se acentúa. Si el pobre es albano concita un poco más de acogida. Si la persona negra es rica y  “educada” entonces será más aceptada su negritud. Si es un negro  de Zambia con un turbante será tratado como un ser exótico, pero si es del  país vecino con un trapo rojo en la cabeza podría ser considerado brujo.
Por otra parte hay grados de racismo todos ellos negados. Desde los nacionalistas patriotas furibundos que lo cubren de razones políticas, pasando por los buenos cristianos que se escudan en razones religiosas, siguiendo por el ciudadano común que se siente molesto por la amenaza de la “invasión  pacífica”. Todos ellos combinan en diferentes proporciones el tema de lo racial con la nacionalidad.
 Pero también hay  los racistas (los mismos) que con su pensamiento, actitudes y  conducta segregan a los propios nacionales dominicanos en razón de su color. Siguen pensando, igual que en el siglo XV, que la raza blanca es superior y lo reflejan en sus expresiones y sus chistes. Todavía oímos expresiones tales “mejorar la raza” tanto en blancos, como en mulatos y negros; “buen vientre” tienen las mujeres que paren niños “bonitos”; “el negro detrás de la oreja”,  “un negro de alma blanca”, “él es prieto pero es buena persona” son otras expresiones comunes.  Todavía el indio es un color salvador, y la nariz perfilada puede dar esperanza de que se es un negro “fino”. Pero no le preguntes a nadie si es racista porque te dirá:  “Yoooo???,  pero si yo trato muy bien a todos los prietos, a mi casa visita todo el mundo y yo tengo amigos de toda clase. Bueno, y si tu hijo o tu hija se casa con un negro o una negra??? Ahhhh bueno!!! Ya eso es otra cosa…”
Mientras no admitamos nuestro grado de racismo vamos a estar asumiéndolo  como natural. Savater insiste a los educadores: “enseñar a traicionar racionalmente en nombre de nuestra única verdadera pertenencia esencial, la humana, a lo que de excluyente, cerrado y maniático haya en nuestras afiliaciones accidentales…” Nadie  puede acusar a nadie de racista, sin embargo seamos más autocríticos para descubrirlo en la punta de la lengua o del pensamiento. Hagamos un análisis de esta absurda ideología que deja de lado la historia y la ciencia, y que sobre todo, nos clava un puñal en el mismo corazón de nuestra conformación racial, cultural y por tanto en nuestra autoestima.     


domingo, 22 de septiembre de 2013

La vida no es otra cosa que...la vida


Los eventos dolorosos nos entristecen y en el marco de la tristeza pensamos que la vida es una tragedia. Ciertamente existen momentos de profundo dolor  que  llevan a pensar  que jamás se volverá a tener alegría. Sin embargo, el alma tiene la capacidad de renacer ante un nuevo acontecimiento esperanzador. Así es  la auténtica vida.

Vivimos pasajes diversos, algunos construidos por  nosotros mismos y otros que  nos toman de sorpresa.  Algunos de ellos envuelven toda la geografía personal, otros impactan solamente una región. En cualquier caso son pasajeros,  pero dejan huellas en nuestra forma de mirar la realidad y de relacionarnos con la gente. Hermann Hesse describe así la espiral de inicios y adioses: “En cada llamada de la vida debe el corazón estar dispuesto a la despedida y a nuevos comienzos, para entregarse con valor y sin duelos a distintos y nuevos compromisos. Y en cada comienzo alienta un encanto que nos protege y nos ayuda a vivir”.  

La vida a veces procede de forma misteriosa. Su devenir  y sus convergencias con otras vidas sólo pueden constatarse  en el presente y en retrospectiva.  Por qué ocurrieron ciertos acontecimientos,  o si se pudo  evitar la ocurrencia de algunos, queda en pura especulación.  
Quedamos sorprendidos con las distintas reacciones de las personas ante  situaciones similares. Hoy día se habla de la “resiliencia”, que es la habilidad de algunas personas para surgir de la adversidad y poder convertirse en sanas y productivas. Sin duda contribuyen a este salto,  la calidad de  seres humanos significativos que rodean a esas personas que han vivido situaciones  difíciles al límite.
La vida con sus reveses y azares nos  lleva de un lado a otro en sus tres conocidas dimensiones: salud, dinero y amor. El dinero que muchas veces es lo primero que se desea  resulta ser la menos importante de las tres. Con el dinero  resolvemos  muchas cosas pero no podemos comprar el amor de verdad. La salud que tanto cuesta a veces  no siempre se deja comprar. En definitiva lo que nos disgusta de la vida es que no podemos manipularla a nuestro antojo. Solo nos resta vivirla como es. José Luis Sampedro en su ancianidad expresó: “El tiempo no es oro, el tiempo es vida”. Cuando morimos se acaba nuestro tiempo en la tierra. Por eso es que hay que saber en qué se invierte el tiempo porque determina  en qué inviertes tu vida. 
 Hay una vida que se puede calificar de desgraciada según el filósofo Séneca y yo diría de trágica; es la vida de aquellos que no viven su propia vida: “duermen cuando duermen los demás, caminan al paso que les marcan los otros; comen cuando ven que sus vecinos tiene apetito; en el amor y el odio, los más libres de todos los sentimientos, se ven forzados a obedecer. Si éstos quisieran saber cuán corta es su propia vida, que piensen de toda ella qué parte haya podido ser verdaderamente suya”.


Nuestra vida es la oportunidad de ser en este plano y  es lo único que tenemos: nuestra vida propia con otros, pero no de los otros. Cómo termina no determina su calidad. Cómo se vive en el día a día la dignifica. Lo que importa es:  las múltiples escaleras que suben y bajan, las experiencias que  se van  acumulando y las espirales que permiten ensanchar la mirada. Pero todo esto no es suficiente para entender la vida  ni mucho menos para controlarla.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Amigas de paseo


Las mujeres somos seres complejos y multifacéticos y como tales requerimos de diversos espacios y actividades. Ser madres, esposas, hijas, abuelas,  hermanas, son algunos de los roles que llevamos a cabo con ilusión y responsabilidad. También trabajamos profesionalmente, actividad ésta que nos proyecta y extiende a la comunidad. Somos además, amigas, y  éste es uno de los roles que  rescata de forma más fidedigna nuestro auténtico yo.

Cuando un grupo de mujeres tenemos la suerte de ir de paseo juntas, sin acompañantes masculinos, comentamos entre nosotras la calidad de los maridos que tenemos  y lo agraciadas que somos  de poder pasear sin ellos y  con su  beneplácito. Detrás de este comentario viene otro: ¡cómo fuera  posible estar casadas con hombres que objetaran estas necesarias salidas! como le ocurre a otras amigas nuestras.

Cuando las  mujeres estamos con nuestras amigas nos despojamos de todos los roles que nos condicionan. Volvemos a un  estado  natural  después de todos los años y situaciones que les han dado a nuestra vida múltiples manos de pintura. Con la sabiduría que tenemos, propia de la edad que nos engalana, hacemos una vivencia retrospectiva  de nuestra adolescencia, nos regocijamos,  pero sin las ansiedades correspondientes  al  “me quiere, no me quiere”, “me queda bien,  no me queda bien” o  “mis padres me tienen harta”.

Aunque las conversaciones de estas edades giran en torno a vitaminas, hobbies, nietos en algunos casos, y a un poco de colesterol,  el sentir general es una aceptación de la vida y de la gente y sobre todo de una misma. Es verdad que algunas conversaciones son  en torno al pasado, pero no con la nostalgia del que desea regresar,  sino con la intención de subrayar los episodios que le han dado consistencia a  nuestra existencia y de los cuales no nos arrepentimos.

 Las mujeres amigas hablamos mientras leemos una revista, hablamos mientras bordamos, hablamos mientras nos sacamos las cejas, hablamos mientras cocinamos o arreglamos la mesa, hablamos mientras nos ponemos una crema en las manos, hablamos mientras hablamos por el teléfono celular.

Con nuestras amigas de frente, las mujeres nos  miramos como en un espejo. De ellas  aprendemos continuamente a ver lo que nosotras mismas reflejamos y a veces no nos damos cuenta o no tenemos la valentía de enfrentar. Las mujeres entramos en una sintonía donde nunca  falta la risa, ni tampoco las lágrimas. Nos  reímos de nosotras mismas y también de las otras. Lloramos por nuestras penas  y también por las de las otras.


Las mujeres amigas nos arreglamos  fácilmente para detenernos continuamente por el camino. Con complicidad hacemos consenso con rapidez  a la hora de comer, de comprar, de ver una película. De vez en cuando suenan los celulares o se hacen llamadas a  las parejas  para reportar el estado del tiempo que es preocupación típica del género masculino. Durante el trayecto de vuelta siempre se le compran algunos antojos a los esposos, en parte porque han sido extrañados y quizá también porque en el fondo  agradecemos la oportunidad que el lastre de la tradición le niega a tantas otras mujeres.   

sábado, 7 de septiembre de 2013

Sensaciones, impresiones, evocaciones

A través de los sentidos viajan sensaciones que se acuñan  como impresiones en nuestro ser. Por suerte estamos en continua renovación  y  a través de los mismos sentidos y del intelecto, esas impresiones se transforman, de manera voluntaria o involuntaria.

Las impresiones provienen de eventos, circunstancias, experiencias agradables o desagradables que a su vez están vinculadas al sentido o a la combinación de sentidos a través de los cuales entraron a nuestra conciencia. Así, el olor y  la frescura de una madrugada de diciembre me evocan las mañanitas de mi pueblo y el encuentro jubiloso con gente querida. A su vez esta impresión me trae el aroma del té de jengibre que a su vez refuerza la otra impresión. Desde aquí se dispara el “ábreme la puerta que estoy en la calle…” y  los brazos abiertos con  sonrisa ancha de los anfitriones.

El perfume de las azucenas por su parte me produce una sutil alegría espiritual, propia de aquellos meses de mayo y  “ con flores a María que madre nuestra es”. Posteriormente mi mamá me contó que este aroma le traía recuerdos del funeral de su papá trágicamente muerto. Otros eventos en el caso de mi madre y las azucenas, se superpusieron sobre ése y le trocaron la nostalgia en  alegría,  ya que esas flores adornaban las celebraciones de primeras comuniones de sus hijos y nietos. Por  efecto de la empatía, cuando pongo azucenas en mi casa no solo recuerdo el mes de mayo, sino también a mi mamá y su sentimiento de serena nostalgia y al abuelo que no conocí.

Los mismos eventos, las mismas circunstancias u objetos pueden  provocar  sensaciones diversas en diferentes actores según su experiencia previa y las asociaciones que se susciten. Es difícil que un extranjero disfrute un mangú  de la misma manera que lo hacemos la mayoría de los dominicanos de cierta edad. Los plátanos que hierven en un fogón y el olor que se desprende de la leña o el carbón; los efluvios de las cebollas y el chasquido de los huevos al freírse en aceite bien caliente  nos rememora una cena  familiar salpicada de cuentos, risas,  sabores y amores.

No creo que el mangú por sí mismo le diga lo mismo a un turista, mucho menos si es servido en uno de esos bandejones  sin gracia de los resorts. Estoy segura que a ellos no les evoca nada, solo es un  puré cualquiera. Y es que el mangú  es un sabor cultural, sabe rico porque está asociado con rituales entrañables, donde participaron hermanos, tíos, abuelos, padres y otros seres muy queridos que nos rodearon de cariño y atenciones personalizadas.


Recuerdo de pequeña estar de visita en un campo aledaño a mi pueblo cuando por primera vez me percaté de verdad de que la miel de abejas era producida  por esos insectos  que veía juguetear con las flores. Allí me brindaron un panal de abejas con la miel chorreando (todavía se me hace la boca agua). Poder degustar un dulce natural que no hubiera sido cocinado era como un milagro. Mastiqué el panal hasta que se hizo como un chiclet. Este alimento lo asocio con aventura, sorpresa y con la generosidad de la naturaleza.

La música por ejemplo es una gran evocadora de sentimientos y una gran gatilladora de nuevas asociaciones e impresiones. Por ejemplo volver a escuchar “Imagine” de Lennon, me devuelve a tiempos de ideales compartidos. Si estuvieras  oyendo  una  hermosa canción en el momento que te vienen a buscar para darte una muy mala noticia, esa canción se trocará en ave de mal agüero y comenzará a ser asociada con tragedia. Por el contrario, cualquier vulgar  reguetón  podría sonar exquisito si es escuchado en el contexto de  una experiencia inspiradora
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En nuestro proceso de aprendizaje que dura toda la vida, incorporamos nuevos elementos a nuestra conciencia y reeditamos las impresiones: las corregimos, las enriquecemos, las transformamos… El aprendizaje significativo es una experiencia compleja que además de cognoscitiva  también es afectiva, sensorial y espiritual. Cada momento que vivimos recrea en  alguna medida una experiencia anterior que a veces es positiva y agradable y otras veces no. Interesante sería observar y examinar  la experiencia  previa, aquella que pudiera estar impidiendo que la experiencia actual sea fuente de gozo o de sentido, ventilarla  y sacarla a la luz, de forma tal que pueda dar paso a la nueva experiencia con su consecuente nueva impresión.



 

sábado, 31 de agosto de 2013

La diversidad propia



La cultura griega se percató de los muchos  seres que nos habitan a lo largo de nuestra vida.  Su politeísmo fue  una reflexión sobre el ser humano y sus diversas dimensiones.  En su  religión antropomorfista,  diosas y dioses interactuaban desde la única dimensión que les era posible. Así Demeter por ejemplo, se comportó casi todo del tiempo como madre protectora y Apolo fue casi siempre el bello amante enamorado.
Los seres humanos, sin embargo independientemente de su individualidad, pueden expresarse de muchas formas y seguir siendo sí mismos. Pueden equivocarse, contradecirse, adoptar diversas perspectivas, actuar  de forma diferente y conservar su propia identidad. Tal como decía Walt Whitman: “¿Que yo me contradigo? Pues sí, me contradigo. Y qué?   Yo soy inmenso y contengo multitudes”.
Por temor a parecer  incoherentes,  hombres y  mujeres han encerrado facetas de su ser y consecuentemente han  puesto  límites injustos a los sueños y  a su desarrollo como seres humanos. La rigidez de los roles que ocupan  los han quebrado y enfermado. Han quedado atrapados en una posición que estaba supuesta a ser pasajera, o que es cultural, circunstancial, no esencial.
Por un miedo ancestral y un falso orgullo como disfraz, todavía muchos nos resistimos a cuestionar los limitados roles en que estamos encarcelados. Somos una/o y varios a la vez, pero todo el tiempo no podemos ser tantos a la vez. Por suerte pasamos por diversas estaciones, y cada una va requiriendo  facetas diferentes de nuestro ser. A veces pienso que  quizá también por eso buscamos la compañía cómplice que sintonice con ese otro que momentáneamente descansa dormido.
Conozco  mujeres que cual  Afrodita se ocupan de su atractivo físico, a la vez que ejercen con devoción su maternidad y se ejercitan en asuntos públicos cual Atenea.  Como si eso fuera poco defienden su relación de pareja como lo hizo Era,  luchan por  reivindicaciones sociales como Artemisa y  procuran la calidez de su hogar como la diosa Hestia. Y además, qué bueno de vez en cuando, soltarse el cabello como Perséfone, y caminar libremente con espontaneidad, donde te lleve el aire.
De esta misma manera a las mujeres  se nos hacen más atractivos los hombres diversos, aquellos que expresan libremente sus afectos, que no temen a que les digan que los tienen dominados. Nos gustan los hombres que son cuidadosos, cariñosos y tiernos con sus hijos e hijas;  que van a gusto a las reuniones de la escuela; que no tienen miedo a parecer débiles, porque son fuertes interiormente. Disfrutamos con compañeros que se comunican con elocuencia; que se entregan a  su trabajo pero que además  comparten la cocina y el fregadero como espacios de hombres y mujeres  amos y amas de casa. Admiramos los hombres  que de vez en cuando se sienten tristes y dejan salir sus lágrimas. Queremos hombres  que entre abrazo y abrazo nos expresen la alegría de estar vivos y de haber coincidido en este breve espacio-tiempo.
En conclusión cada uno es cada quien, y lo que nos hace únicos es la combinación en proporciones distintas  de todos los dioses y diosas que nos habitan. En cada momento de nuestra vida o en cada precisa circunstancia unos cobrarán más vida que otros. Pero para que esto suceda  hay que liberar  esos magníficos personajes que viven dentro de nosotros y que han estado secuestrados por la cultura. Ellos, todos, en una relación respetuosa y dinámica  redimensionan nuestra vida y le dan variedad,  originalidad y plenitud.


sábado, 24 de agosto de 2013

Completando frases comunes, y las tuyas cuáles son??


Si no fuera porque en las calles ya no juegan niños y  en el conuco de Rafael ya no hay plátanos sino edificios, juraría segura que no han pasado 25 años. Qué rápido va todo afuera y qué lento transcurre todo dentro.

No es por nada  pero la última vez que paseé por la avenida que bordea el mar me sentía como una adolescente llena de preguntas y plena de satisfacciones.

Te advierto que no se puede hablar tanto, se queda uno enredado en una cadeneta de palabras que total no sirven para aclarar sino para colgarse.

Para que sepas,  cada día somos más, los que añoramos una vida auténtica, sana y tranquila y cada día somos más los que sucumbimos al stress, la competencia y la complicación.

Tengo el gusto de invitarte a tener un pequeño sueño cada día, así sea éste parte del gran sueño o simplemente un divertimento de ésos sencillos que hacen de cada día uno especial.

Señores y señoras, déjenme  decirles que de vez en cuando  uno ratifica que la vida es bella (no necesariamente bonita) , aunque no siempre estemos en condiciones de darnos cuenta.

No quisiera desilusionarlos, pero votar o no votar no cambia nada. 

Siento mucho informarles que me dijeron que soy sinvergüenza, solo porque cambio de opinión cuando se trata de nuevas oportunidades y esperanzas.

No es por dármela pero me precio de tener muy buenos amigos y amigas.

Modestia aparte  creo que mis amigas y amigos me aprecian y me quieren.

De una vez por todas quiero dejar de decir de una vez por todas, al fin y al cabo cada día viene con su afán, sus medidas y señales.

Sinceramente, comienzo a darme cuenta de lo mucho que he vivido y de lo que me falta.

Nunca es tarde para ensayar nuevos modos de hacer las cosas y nuevos roles para extendernos por la vida.

Le pido a Dios no tenerle miedo a los errores, siempre y cuando tenga  la capacidad para reconocerlos, así no dejaré pasar  tantas  oportunidades.

Vale la pena aventurarse, tener sueños, hacer planes, tener esperanzas (aunque no expectativas), inventar, amar, orar, trabajar…

 Te acompaño en tu sentimiento  aunque no lo comparto, si has dejado morir el romanticismo, si no  quieres aprender nada nuevo, si crees que lo sabes todo, si no sabes pedir perdón.

Ay! qué va, mijita  yo si no voy a caer en la trampa de recogerme, levantarme, desfigurarme, perder la elasticidad de mi sonrisa… bueno eso digo yo ahora…

Lo digo sin temor a equivocarme, todos los días sufrimos pequeñas muertes, pero en ellas está el germen de lo que ya está naciendo.

Excúsenme, pero los que quieran alborotar, disociar o ponerse de odiosos que se vayan con su música a  otra parte.

De ahora en adelante habrá más ahoras y menos adelantes.

Yo no sé si tú me entiendes pero hasta para gozar hay que coger lucha.

Yo le doy gracias a Dios por permitirme vivir, compartir,  reír, llorar, disfrutar, compadecerme y sobre todo amar,  después de todo esto es lo que uno deja y también lo único que uno se lleva.

Es más, voy a dejar esto hasta aquí para que usted complete los suyos.