No es totalmente inocente el
mundo de las redes sociales. Es
un mundo que corre paralelo, revelador de valores, de intereses, de mensajes
subliminales y también directos, mensajes que nunca antes se hubieran dicho ni exteriorizado si no hubiera sido por las redes sociales. Es un submundo, o supramundo
transparente por lo que se dice y también por lo que no se dice.
Cada una de las aplicaciones tiene su especialidad. Twitter
por ejemplo es para compartir noticias o novedades (que no es lo mismo) cortas
que se pueden alargar si quieres, pero que te dan en pocas palabras la idea de
la situación. Si oprimes la estrella o no, poco importa, ya la leíste y la
ingeriste aunque sin digerirla. He notado que se ponen pocas estrellas, sin
embargo si se hace una denuncia se le da un retwiteo que tiene mucho poder
porque se va expandiendo como pólvora. Instituciones, partidos, personas se han
sentido amenazadas por la ineficacia de sus funciones dichas en un twit.
Noticias del mundo entero, difamaciones y méritos corren una y otra vez como en
una ruleta de la suerte, noticias falsas o verdaderas, no importa, es tarea del cliente discriminar.
Instagram por su parte
es para aspirantes a fotógrafos. Tomas una foto y la subes, seleccionada
y maquillada para dar la mejor impresión posible de acuerdo al mensaje que
quieras transmitir. Los mensajes normalmente tienen que ver con lo bien que la
estás pasando en compañía de amigos o enemigos? Lo bien que se conserva tu
cuerpo y tu cara, los lugares exóticos que estás visitando, los progresos de tu
empresa de comida, de construcción, de decoración… En Instagram declaras tus
hobbies, tus gustos, tus manías, y los clientes con su solidaridad habitual(no hay
compromisos) pulsan los coranzoncitos símbolos de estímulo a tu nuevo
juguete o a tu maravilloso estado. Somos
felices con encontrar corazones o comentarios sobre nuestro cuerpo, situación o
la magnífica foto que hemos colgado.
Facebook es la más completa de las tres, ya que te permite
subir fotos, mensajes, noticias, videos, y te permite comentarios a veces más
extensos que los originales. En Facebook fijas tu posición ante la vida o mejor
dicho lo que quieres que los demás manejen acerca de ti. A través de Facebook proyectas
tu estado de situación, “just in case”. Puedes tener montón de amigos que
visitas a menudo a través de tu post, aunque no te reciproquen con los suyos. Es decir son voyeristas
virtuales, miran a todos pero los demás no saben que los están mirando.
Facebook es una herramienta para declarar admiración,
desengaño, tanto en el plano amoroso como político. En el plano amoroso la persona
a quien va dirigido el mensaje normalmente lo entiende, ya que conoce el estado
de situación de la relación, pero también otras personas pasan a ser testigos
de los pormenores de esa relación y a dar seguimiento a la telenovela pública
que se publica por entregas diarias. Lo malo
es que la persona receptora de las mensajes no puede decirle a la emisora “oye,
no sigas enviando mmm, que todo el mundo se va a dar cuenta”, no, porque la
emisora o emisor puede decirle “pero qué ee!!!!, si eso no es para ti, eso está dirigido a fulaniquito-a”. Ay que vergüenza
se puede pasar…hay que dejar al loco o la loca seguir con sus mensajes
enlatados o creativos hasta que se harte y usted….callado-a.
Facebook tiene muchas opciones para evadir a los mirones y
testigos indeseables: usted puede enviar un mensaje y bloquear a una persona o
personas aunque sean sus amigos. Si alguien lo etiqueta en un mensaje comprometedor
usted puede eliminar la etiqueta, para que sus demás amigos no se percaten de
que eso iba dirigido sobre todo a usted. Tantas cosas se dicen en Facebook y otras
que se omiten que son también importantes. Por ejemplo si están criticando al
gobierno por un hecho horrendo y usted no dice nada, se pudiera colegir su posición.
Los “me gusta” son tan importantes como las ausencias de
ellos. Una persona que no pulse “me gusta” en el post relevante de una amiga o
amigo está revelando algo tanto como si lo pulsara.Resulta a veces intrigante el
mensaje tácito que se envía pulsando o no un like. A veces queremos
aparentar muy avanzadas y desfachatadas al pulsar like, es como un decir “no me
importa tal cosa, ni lo que se piense de mi”. Con un like nos queremos vincular o asociar de
una manera expresa, puede ser como una inversión para el futuro, o un mensaje de
cuenta conmigo por si acaso.
Un post de mucha felicidad o una foto abrazado-a con alguien
puede querer decir variadas cosas a los receptores por excelencia de ese
mensaje. Un consejo público es un consejo a alguien específico, una reflexión que
surge de tus pensamientos y que quieres compartir, no es con toooodos tus
amigos sino solo con unos cuantos. Las fotos que posteas de ti misma o los
selfies, son tus mejores poses, no quieres enviar un mensaje público de desbarajuste.
Un mensaje con etiqueta puede ser para otras personas como este refrán de “óigalo
Juan para que lo entienda Pedro”.
En fin que no todo es tan sencillo e ingenuo en Facebook y
en las redes sociales en general. Es un mundo de intercambios, de compromisos virtuales,
de conquistas, de decepciones, de sadomasoquismo, de descargas y recargas
sentimentales, de solidaridades y apoyos, de divulgaciones, es un submundo por
donde viajan escondidos sentimientos y pensamientos y a la vez cuán transparentes
aparecen.
Qué divertido se me hace entrar diariamente a saludar a mis
amistades viejas y nuevas y recibir a la vez sus saludos (likes). Es verdad que ahora conozco más sus
causas y azares, aventuras y luchas. Somos
y no somos, nos desdoblamos, nos extendemos, amagamos y no damos, nos exponemos sin compromiso
en esta telaraña social que nos atrapa sin querer queriendo.