domingo, 1 de febrero de 2015

De ratones y de gatos

Alguien tiene que ponerle el cascabel al gato,  para oírlo cuando se acerque, y así  advertir sus amenazas, dijeron los ratones según la fábula.  Y es que los pasos de un gato son sigilosos, su cuerpo se agazapa, sus ojos se abrillantan y sus orejas se paran, cuando algo se mueve. 
Los ratones son más numerosos que los gatos, porque se reproducen más, pero los gatos  los mantienen a raya alcanzándolos con sus garras inmisericordes. Los gatos adultos son  unos señores con cierto dejo de amargue y cinismo. Se mueven con paso lento e indiferencia  a no ser que una presa les estimule su instinto cazador. Entre los gatos también hay castas y temperamentos. Hay gatos de maneras suaves y sedoso pelaje y también los hay maulladores y con la cara cortada por andar buscando pleitos por los callejones. 


Se sospecha que entre los gatos y los ratones se ha producido una sinergia. Tanto los ratones como los gatos hurgan en zafacones y basureros, la diferencia estriba en que los ratones se introducen dentro de la basura y  los gatos  la exploran con el hocico y las patas y no se ensucian. Los ratones entran y salen con nerviosismo, los gatos observan la operación y pueden salir ganando con la presa y el botín, es decir alzarse con el santo y la limosna.

Mientras que todo esto ocurre los humanos duermen  tranquilamente en sus camas,  catres o hamacas. Al día siguiente aparecen  varios ratones muertos,  y una que otra rata. Mientras que los gatos,  según su costumbre, duermen tranquilamente su sueño diurno sin casi ser molestados.

A veces los gatos se pelean unos con otros, pero  para evitar contiendas  comúnmente delimitan sus territorios con sus penetrantes y singulares orines. Una que otra vez, alguno de ellos, imprudente y ambicioso,  cruza la frontera convenida para perseguir una gata seductora. Al día siguiente no se hace esperar la evidencia: una oreja machucada y un ojo abollado, ¡para que respete!

Este submundo de  gatos y  ratones comienza a atemorizar a los humanos quienes tienen menos capacidad de reproducción  que esos animales. Dicen que los vecindarios se están llenando de gatos y ratones  que no los dejan dormir con sus chismes y peleas.  La habilidad de esos animales  es tal que han contagiado a muchos humanos con sus hábitos y maneras. Éstos por temor o por ambición han pactado con ellos y les han dejado tomar  el control.


¿Y ahora, quién pone cascabeles a esos gatos enseñoreados? Quién da cacería   a esos ratones  tan grandes, que como dice el pueblo parecen hombres? 

No hay comentarios:

Publicar un comentario