No, no nos luce a nuestra edad hacernos ilusiones a menos
que estemos conscientes que son ilusiones y juguemos con ellas. La cara de
Leonel Fernández me ha conmovido. Dicen que los políticos son excesivamente calculadores, que no tienen sentimientos, que
actúan por conveniencia y que traicionan hasta a sus amigos cuando se trata de
conseguir sus objetivos. Pero ¿no es la frustración un sentimiento? esa cara de
Leonel anticipa casi una pataleta, o una llantera. ¿Cómo se habrá sentido este
hombre cuando conoció el veredicto de la mayoría de la gente de su partido, sus
compañeros? ¿ Se habrá sentido traicionado? Ellos jugaron con su misma moneda,
están buscando el triunfo del partido que la candidatura de Leonel no le daría por las situaciones recientes y también las pasadas.
Ahora bien, ¿es que Leonel no podía utilizar su inteligencia
para anticipar este resultado? O es que le falta la inteligencia emocional tan
importante para el monitoreo al interior de sí mismo y para el contacto
con las emociones y necesidades de los demás. O es que como los niños estuvo esperando a la
última hora por si acaso venía una hada madrina y con su varita mágica lo
trastocaba todo?
El comité político actuó de forma pragmática, como siempre
lo ha hecho ese partido desde el 1996. Quieren ganar de nuevo las elecciones y han tomado el pulso de la gente, lo que no
pudo hacer Leonel, por un síndrome de
desconexión de la realidad que ataca a algunos políticos y sus seguidores. Quizá es
el momento para que ese partido se reivindique y no solo mire al pueblo para
buscar votos, sino para decodificar sus anhelos de transparencia, honestidad,
justicia, orden, valores acordes con sus bases e ideales. Volver a su verdadera naturaleza, la de su fundador, es lo que les falta.
No tengo simpatía por este hombre que junto a otros ha tenido tanta
responsabilidad en el fatal derrotero
que ha tomado nuestro país. Este hombre que tuvo todo el poder y la
simpatía en sus manos y se convirtió en un extraño, abanderado de la mala
administración del tiempo y los recursos del estado. Tiró por la borda la
esperanza en la construcción de proyectos humanos con reglas de juego claras, de la
utopía que es el combustible para
trabajar y hasta para sacrificarse cuando se necesita.
Confieso que he sentido compasión por este hombre infantil,
sin sentido del tiempo, ni de las impresiones que causan sus decisiones en los
demás. Esta noche cuando ponga la cara en la almohada lo mejor que le puede
pasar es dejarse llorar y llorar, a ver si la sensibilidad vuelve de nuevo a su
cuerpo de carne y hueso y de ahí penetra su corazón. No solo de ideas se puede
vivir. Ahora le va a tocar vivir la consecuencia de sus acciones, ojalá después
de hacer su duelo, sume su inteligencia y buenos modales a las iniciativas de
sus camaradas para intentar reconstruir de nuevo las instituciones de este
país, los sueños y las esperanzas que él mismo contribuyó a destruir.
Ojalá que lo haga aunque sea desde su destierro o desde su torre de castigo.
Ego mata al razonamiento Rosalina. Pensar con el ego nos vuelve irracionales.
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