jueves, 23 de mayo de 2013

Hombres y mujeres jardineros





Esta fue mi respuesta a las inquietudes de mis amistades cuando publiqué "Mujeres en flores".

En primer lugar les diré que sí estuve  pensando en amigas al describir las flores. Ahora bien varias amigas se relacionan con una misma flor y  varias flores con una misma amiga. Así como las mujeres en su complejidad trascienden las flores, así  también éstas en su simple naturaleza nos evocan nuestra verdadera identidad y en ese sentido nos superan.  

Lirio
Cada mujer y cada hombre tienen su propio jardín y aprender a cultivarlo es un don. Hay jardines más homogéneos y otros más diversos en cuanto a la variedad de plantas que se cultivan, eso depende de la decisión de cada cual. Tal como en el mundo natural, los jardines pasan por las distintas estaciones y en cada una de éstas se cultivan unas plantas más que otras. El invierno, por ejemplo, en algunas latitudes, es un tiempo de reposo de la tierra que admite apenas un solitario pino.  

Algunas de mis amigas concluyeron que no siempre se identifican con la misma flor. Comentaban ellas, 
que en las diversas relaciones se tornan en distintas flores. También que han ido cambiando de flor a flor en las diferentes etapas de su vida. Decíamos que esa es la riqueza del ser humano, tenemos multitud de cualidades sin explorar y que la vida como el suelo y el aire y las manos de los jardineros son capaces de sacar matices y aromas insospechados en cada flor. Más aun se puede trocar una flor en otra por medio de injertos de manos experimentadas.

Una compañera decía: “¿Qué flor seré yo, y cuáles tengo en mi entorno, y cómo cuidarme y cómo cuidarlas y cómo compartir la tierra y los nutrientes y…todo?” Sabemos que en la naturaleza hay árboles que crecen juntos y se necesitan para nutrirse, por ejemplo los cacaos y las amapolas. Sin embargo hay otros que se anulan mutuamente o que uno estrangula a otro. En los jardines florales aun en la diversidad hay sus limitaciones. Por ejemplo las orquídeas y las rosas no suelen ir juntas. Más aun dentro del mismo reino de las orquídeas hay algunas que demandan de mucho sol y otras les gusta estar a la sombra. Lo mismo pasa con el requerimiento de nutrientes.
Rosal
Hortensia

Por eso, es de jardineros sabios sectorizar el jardín para reunir en un mismo cantero a las plantas con condiciones y necesidades similares o que puedan colaborar mutuamente devolviéndose el nitrógeno por ejemplo. O como en el caso de los oncidium (angelito) y el higuero, donde los primeros se arriman al segundo sin hacerle daño. El higuero solo se da cuenta de su presencia una vez al año, cuando sus porosos tallos se visten como una novia de vaporosos brotes blancos.




Aprovecho este artículo para pedir excusas, por omisión involuntaria, a las amadas petunias que atraen a los colibríes, a  las margaritas y su flexibilidad al bailar, al campeche que atrae a las abejas, al cardo santo que crece aun en las condiciones más hostiles, al moriviví y su motita rosada,  a las begonias y sus ricos pétalos y a  la manzanilla y su maravillosa tizana.  
Orquídeas
Miosotis
No puedo dejar de recordar  a Chauncey Gardiner, el personaje de la película "Being There", que en español se titula “Desde el jardín” y que le da el título a este blog. Las frases de Chauncey, que venían de su  experiencia como jardinero, se acoplaban tanto con el mundo creado por los  seres humanos que se le endilgaron por error unos conocimientos que él no poseía.  Sin embargo, puso de manifiesto la sorprendente correspondencia entre los procesos de la naturaleza y los de los asuntos humanos. 












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