Alelí |
Rosa salvaje |
Ya que las flores
se asocian normalmente con el género femenino, quiero hacer un homenaje a ese jardín de flores-mujeres, tanto a aquellas que riego a menudo, como a
aquellas que no alcanzo a cuidar pero que
igual crecen bellas. Quiero recordar además,
a las flores que ya se han marchito, pero su aroma todavía ronda en las mañanas quietas. A todas la flores de este
inmenso jardín agradezco la generosidad de
sus formas, colores y perfume, que llena mis
días de alegría y plenitud.
Voleta africana |
Gracias a las mujeres violetas: discretas y tímidas, tan solo un ramito de sus diminutas, pero sugerentes flores, son capaces de colmar un día de esperanza e ilusión.
enredadera (no sé el nombre) |
Clavel canela |
Gracias a las mujeres cayenas: abiertas y sencillas, sus acogedoras manos y su sonrisa sonora y colorida me invitan al regocijo y la espontaneidad.
Gracias a las mujeres hortensias: su pomposidad y esplendor me convocan a la formalidad y a una serenidad redonda y digna.
Girasol |
Gracias a las mujeres jazmines: la profundidad de su aroma hecha palabras y la naturalidad de su expresión llegan a lo más hondo de mi alma.
Gracias a las mujeres claveles: esos pequeños, de rojo intenso y olor a canela. Ellas me invitan a acercarme, husmear entre sus múltiples pétalos, suspirar y cerrar los ojos al tiempo que agradezco inmensamente su compañía.
Gracias a las mujeres orquídeas: su delicado olor me transporta a otras latitudes, su elegancia y belleza es un motivo de admiración, es un honor tenerlas en mi jardín.
Gracias a las mujeres rosas: la complejidad de su constitución me atrae, las espinas de sus tallos me hace respetarlas y la hermosura de sus flores en cualquiera de sus estadios son uno de los magníficos regalos de mi existencia.
Gracias a las mujeres alelíes: profusas y expresivas, de dulce aroma y sólida resistencia; su presencia solidaria, sin importar el calor ni las inclemencias, me aportan seguridad y firmeza.
Gracias a las mujeres coralillos: compañeras de caminos y andanzas, su alegría y cariño incondicional es un desafío en los días nublados o excesivamente calientes.
Gracias a las mujeres geranios que en las paradas del camino me han brindado agradables y significativas conversaciones que todavía llevo en mi corazón como un tesoro.
Gracias a las mujeres petreas que se derraman en abundante inteligencia y afecto, son de complejos tallos y profundas raíces que buscan el agua aunque yo no las riegue.
Petrea |
Gracias a las
mujeres caprichos, de pétalos brillantes y variados matices, porque me han mostrado sus vulnerabilidades. Las cuido de los excesos de sol y agua y mimo sus tiernas raíces. Me reciben gozosas al encontrarme con ellas.
Gracias a las
mujeres pascuas, las que una vez al año se hacen presentes, llenan los
espacios vacíos, extienden sus brazos y
cantan inolvidables canciones, sería
imposible que faltaran en mi jardín.
Geranio |
Ilusión Haitiana |
Arbol de la dicha |
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