Esta fue mi respuesta a las inquietudes de mis amistades cuando publiqué "Mujeres en flores".
En primer lugar les diré que sí estuve pensando en amigas al describir las flores.
Ahora bien varias amigas se relacionan con una misma flor y varias flores con una misma amiga. Así como
las mujeres en su complejidad trascienden las flores, así también éstas en su simple naturaleza nos
evocan nuestra verdadera identidad y en ese sentido nos superan.
Lirio |
Algunas de mis amigas concluyeron que no siempre se
identifican con la misma flor. Comentaban ellas,
que en las diversas relaciones se tornan en distintas
flores. También que han ido cambiando de flor a flor en las diferentes etapas
de su vida. Decíamos que esa es la riqueza del ser humano, tenemos multitud de cualidades sin explorar y que la vida como el suelo y el
aire y las manos de los jardineros son capaces de sacar matices y aromas
insospechados en cada flor. Más aun se puede trocar una flor en otra por medio
de injertos de manos experimentadas.
Una compañera decía: “¿Qué flor seré yo, y cuáles tengo
en mi entorno, y cómo cuidarme y cómo cuidarlas y cómo compartir la tierra y
los nutrientes y…todo?” Sabemos que en la naturaleza hay árboles que crecen
juntos y se necesitan para nutrirse, por ejemplo los cacaos y las amapolas. Sin
embargo hay otros que se anulan mutuamente o que uno estrangula a otro. En los
jardines florales aun en la diversidad hay sus limitaciones. Por ejemplo las orquídeas
y las rosas no suelen ir juntas. Más aun dentro del mismo reino de las
orquídeas hay algunas que demandan de mucho sol y otras les gusta estar a la
sombra. Lo mismo pasa con el requerimiento de nutrientes.
Por eso, es de jardineros sabios sectorizar el jardín para
reunir en un mismo cantero a las plantas con condiciones y necesidades
similares o que puedan colaborar mutuamente devolviéndose el nitrógeno por
ejemplo. O como en el caso de los oncidium (angelito) y el higuero, donde los
primeros se arriman al segundo sin hacerle daño. El higuero
solo se da cuenta de su presencia una vez al año, cuando sus porosos tallos se
visten como una novia de vaporosos brotes blancos.
Aprovecho este artículo para pedir excusas, por omisión involuntaria, a las amadas petunias que atraen a los colibríes, a las margaritas y su flexibilidad al bailar, al campeche que atrae a las abejas, al cardo santo que crece aun en las condiciones más hostiles, al moriviví y su motita rosada, a las begonias y sus ricos pétalos y a la manzanilla y su maravillosa tizana.
No puedo dejar de recordar a Chauncey Gardiner, el
personaje de la película "Being There", que en español se titula “Desde el jardín” y que le da
el título a este blog. Las frases de Chauncey, que venían de su experiencia como jardinero, se acoplaban
tanto con el mundo creado por los seres
humanos que se le endilgaron por error unos conocimientos que él no poseía. Sin embargo, puso de manifiesto la
sorprendente correspondencia entre los procesos de la naturaleza y los de los asuntos humanos.