domingo, 30 de noviembre de 2014

La justa medida




Es difícil de lograr  la justa medida, lo perfecto, las dosis exactas para cada remedio. Siempre estamos deseosos del equilibrio pero cuánto enseña y divierte el afán fallido del mismo. Lo que se ajusta por un lado parece  desajustarse por el otro. Es como cuando comes una tabla de dulce de leche, cortas un pedazo y luego sigues comiendo  sin fin con la excusa de emparejar la línea del corte. El orden, el equilibrio, lo recto, incesante búsqueda.

Dice el refrán que tanto arregló el diablo a su hija que le sacó los ojos. El afán continuo para que las cosas queden bien, no siempre trae  ese resultado. La ansiedad es mala consejera, porque impulsa un movimiento irracional y descontextualizado de lo que toca, de lo que manda el momento, de ése estar a la altura de las circunstancias. 
    

Si eres muy amoroso con tus hijos, qué maravilla, pero si a la vez no haces exigencias y pones límites a sus reclamos  puede que ser que se constituyan en cuervitos que te saquen los ojos. Buscando una cosa se desequilibra otra. Tratando de que algo no quede muy dulce resulta que le sale un agrito, pero qué rico y natural puede ser ese toque agridulce. Siendo muy disciplinado se hace un poco rígida la convivencia, intentando ser muy higiénico se evita que el cuerpo genere sus defensas, pero que insoportable es la suciedad.

Queremos  lograr un equilibrio, pero éste es una utopía y en su búsqueda continua  y con todos los filtros de la personalidad  se van produciendo resultados muy variopintos. Buscando un efecto se logra otro. Conozco gente muy organizada que vienen de hogares desorganizados y por el contrario, gente caótica cuyas familias eran muy estructuradas en todas sus formas. No hay forma de acertar porque a veces los excesos de algo producen defectos y éstos pueden reproducirse también en el mismo sentido. De manera que no te sale ser sabichoso y educar de la forma contraria a lo que quieres lograr para lograr lo que quieres.

A veces sucede que intentando ser opaco en tus acciones para que nadie te sepa, acabas siendo el más transparente. Puede que digas ser una cosa contraria a la forma como te comportas solo porque huyes de la otra. Es una forma inconsciente de equilibrio, jugarretas del alma. Afirmando ser libre  puede que te ates a la más necia de las esclavitudes.  
  

Total que en cuestiones humanas la balanza sin movimiento  no existe, cualquier cosa la mueve para uno u otro lado. La misma vida y sus actores se encargan de cargar más un lado o el otro, y otra vez el derecho, y de nuevo el izquierdo, y así y así, los humanos, la humanidad camina y avanza. Buscando lo auténtico, el equilibrio, la verdad, la honestidad y la justicia, sin poder establecerlos del todo, sin poder asirlos de una vez por todas. Solo nos queda vivir con alegre humor, con buena voluntad y con al menos, un poco de conciencia.     

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