No es lo mismo la felicidad
que las felicidades. Nadie te puede insuflar ni regalar la felicidad, sin embargo alguien te
puede proporcionar una felicidad. La
felicidad es un sentimiento profundo, las
felicidades están a flor de piel, son cambiantes como las nubes. Las
felicidades pueden estallar o solo inspirar una sonrisa leve.
Cuando un ser muy querido muere y de repente recibes la visita de un amigo que hace tiempo no ves, sientes una alegría en medio de la tristeza que está en el fondo. Otras veces es una felicidad la que está en el fondo y de repente sientes una tristeza, por ejemplo cuando nos encontramos disfrutando de un paisaje y nos envuelve un aura de alegría, y entonces nos sobreviene una tristeza porque extrañamos a alguien que no está.
Cuando un ser muy querido muere y de repente recibes la visita de un amigo que hace tiempo no ves, sientes una alegría en medio de la tristeza que está en el fondo. Otras veces es una felicidad la que está en el fondo y de repente sientes una tristeza, por ejemplo cuando nos encontramos disfrutando de un paisaje y nos envuelve un aura de alegría, y entonces nos sobreviene una tristeza porque extrañamos a alguien que no está.
Felicidad, felicidades, ojalá
poder proporcionar muchas felicidades a los que nos rodean pero la felicidad, lo
que se dice la felicidad, la construye
cada quien. Es felicidad la sensación de lograr metas y vencer obstáculos, tambièn es esa sensación de ser uno, íntegro
aunque con humanas incoherencias. Es felicidad la capacidad de amar. Hay felicidad en ese sabernos vulnerables
definitivamente y entonces no luchar para ser fuertes Se entiende entonces
que la fortaleza está en sabernos humanos, sensibles y con capacidad de errar.
Hay personas que boicotean
su propia felicidad cuando se meten en situaciones que no pueden lidiar, en
buena lid. Les sobreviene entonces un estado de pobreza interior y de ansiedad. Tienen
que estar probando y probándose todo el
tiempo, en continua competencia, las energías se les pierden siendo otra
cosa diferente de lo que son, gustando
objetos que no les gustan, exhibiendo habilidades que no tienen. Son infelices,
así decimos, "ese es un infeliz", que brinca, salta, los músculos de la cara se extienden
y se contraen con muñeco o muñeca de cuerdas.
En cambio los felices
lloran, se equivocan, a veces se quedan solos, hacen lo que les gusta y aquello
que no les gusta lo convierten en oportunidad para amar y proporcionar momentos de felicidades. Los
felices no pueden comprarlo todo, pero necesitan menos, pueden divertirse con
situaciones u objetos sencillos.Los felices no paran de admirar y asombrarse de pequeñas cosas. Los felices tienen la libertad de elegir lo
que quieren porque han cultivado las cualidades que les son propias.
Ahora recuerdo un amigo que
tuve en una universidad donde trabajé hace mucho tiempo, él me decía: profesora
usted es casi feliz. Creo (no estoy
segura) que la felicidad es algo que se hace con un estilo de vida interesante, con una vida con sentido, con cierta sensación de que no estamos a la deriva ni al garete, que tenemos
un propósito, que estamos haciendo camino al andar. Ahora
bien ha habido momentos en la vida en que uno siente “demasiada felicidad”(como
la del libro de Alice Munro). A veces es una sensación
de plenitud, de gozo, de que todo el universo está en armonía contigo. La mayoría de las veces es tenue y discreta, pero es la misma. Las felicidades en cambio son pasajeras, y provocadas por personas o eventos exteriores.
En fin a veces hay muchas
felicidades y otras veces hay menos felicidades, pero siempre, siempre, por lo menos en mi experiencia está la felicidad interna, que cambia eso sí, de tonos grises a pasteles o a tonos brillantes,
porque así es la vida. Pero es la misma felicidad, que se viste de jeans o de largo, o se pone piyama, pero
que siempre se queda a cenar en casa.
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