lunes, 19 de septiembre de 2016

La fotografía como arte intimista y forma de meditación


(A mi hijo Mario Manuel)

Rastreo mi nueva afición ( no tan  nueva) para engancharla como eslabón en la cadena de mi vida. Buscar, mirar, descubrir, sobre todo en los eventos naturales que ocurrían en el cielo, en la tierra, en el aire, en los árboles, en las flores etc….Una hojita que no había sido mojada, una lombricita de tierra, un gusanito que se enrollaba, unos honguitos amarillos que nacían alrededor de la mata de limoncillo, los primeros botones de flores de guayaba en un árbol que paría por primera vez, los insecticos rojos que pululaban en un árbol (y solo en ése) de la casa de mi vecina, las cerezas todavía verdes, la alegría del primer brote de un lirio pujante en la casa de mi abuela, las estrellas que se fugaban y la serpeteante Vía Láctea en el cielo nocturno en mi pueblo de Moca, tantas veces apagado.

Mirar, observar con los propios y naturales lentes es la condición número 1 de una persona que aspira a ser fotógrafa. Poner los ojos sobre un objeto, imaginarlo distinto, darle vida y características propias es el oficio de un artista de la fotografía. Me pregunto si Nene, uno de los fotógrafos emblemáticos de mi pueblo era un artista. No sé contestar ni sí ni no. Pero buscar el mejor ángulo de una persona para que luzca más atractiva es arte, reunir un grupo de gente en un cumpleaños y hacer una foto de conjunto armonizado, es arte. Por más que el objeto esté en un contexto queda descontextualizado del resto que no vemos, entonces se crea la fantasía por aquello fragmentado que vemos y por lo que no vemos y estuvo allí.

(Dudo si seguir escribiendo sobre algo que no sé, en lo cual soy neófita. No obstante hablo de lo que experimento a través  de este hobby que me tiene muy entretenida).

El arte fotográfico es un arte solitario, es más, diría que es una meditación y un diálogo entre el objeto-sujeto y el artista. Es un ejercicio de intimidad, y también un soliloquio donde a veces se le habla al objeto que se convierte en sujeto. “Quédate quieta ahí, no te vayas, no te muevas…” “vuelve por favor…” “no te voy a hacer nada”. Las emociones internas de poder llegar a un acuerdo y resolver lo que uno se plantea como un problema y un objetivo, varían desde la decepción, la tristeza, admiración, o una alegría desbordante que puede ir acompañada de un grito o una sonrisa.

Aunque se esté rodeado de personas, en una excursión por ejemplo, el artista crea su propia atmósfera particular donde todos los ruidos ajenos al sujeto-objeto y su situación, se dejan de escuchar (mejor aun si no los hay) y solo queda vivo ese círculo mágico enmarcado, que se ha definido como contexto, texto y  pretexto.

Hacer fotografía es una meditación, te olvidas del pasado y del futuro. Es el mejor ejercicio del aquí y ahora, estás completamente concentrado en lo que buscas, en lo que encuentras, en el cómo vas a capturar el momento, cómo vas a realzar lo que ves con los ojos, cómo lo vas a transformar a la vez que respetas su esencia. Cómo lograr que ese ser o situación aparentemente  anodina, cobre la importancia que le estás dando con tu corazón y tu mirada.

Lo que miras se comunica contigo y se conecta con otros aspectos de tu ser aunque pase imperceptible aun para ti o los otros. Nadie pone sus ojos en algo porque sí. Hay una resonancia en el alma y en el cuerpo. A veces lo que apuntas con los rayos de tus ojos y luego con el lente de la cámara, responde a inquietudes, a preguntas que no te has formulado con palabras  y que quedan respondidas en la fotografía. Por eso los intereses cambian y las fotos también. Así como se vuelven a recorrer los mismos caminos sin fin, pero en cada pasada con un poco más de conocimiento y consuelo.
  
La fotografía como actividad y por el contenido que la mueve, es una actividad intimista, como lo es la poesía u   otro cualquier arte. Aunque al final se comparta con mucha gente, la motivación es íntima y  el proceso también es íntimo. Yo diría que cualquier forma de arte es una necesidad humana, entendiendo el arte como una forma personal de lidiar y entender la realidad, la tuya propia y la que circunda, conectar las realidades y poder comunicar algo que de otra manera sería un natimuerto.

Todavía no sé todo lo que significa para mí esta nueva expresión artística, a la cual echo mano en esta etapa de mi vida. Tengo mucho camino por andar y no me planteo si quiero recorrerlo. Otros han llegado lejos, yo estoy haciendo las cosas a mi aire, con gozo y con una profunda certeza de que es lo que me toca ahora y aquí.   

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