Me imagino la verdad como el universo, que es esférico,
expandible, complejo. No podemos ver el
sol todo el tiempo, solo durante unas horas, luego ese mismo sol ilumina otros
lados de la tierra. Si la verdad es esférica nunca la podremos ver por completo, solo veremos lo que nuestro ángulo nos permita. Si la verdad es expandible siempre habrá cada vez más elementos desconocidos que se revelan. Si la verdad es compleja no basta con dominar un área del conocimiento, hay que investigar y acudir a otros saberes.
Si partimos de que cada quien tiene su historia y que quisiera que el presente le otorgue la razón a todo lo vivido, vamos a estar acomodando la realidad para que calce con mi historia, mis opciones partidistas, mi familia, mis amigos…La realidad supera nuestros prejuicios, consolaciones, rigideces y afanes por conseguir una homeostasis ilusoria.
Si partimos de que cada quien tiene su historia y que quisiera que el presente le otorgue la razón a todo lo vivido, vamos a estar acomodando la realidad para que calce con mi historia, mis opciones partidistas, mi familia, mis amigos…La realidad supera nuestros prejuicios, consolaciones, rigideces y afanes por conseguir una homeostasis ilusoria.
Mientras escribo me pregunto cuál verdad? La verdad sobre la
realidad. Para qué? Para poder entender. Y para que quiero entender? Para saber
por qué y cómo se producen los malestares y los bienestares, individuales y colectivos, y entonces con mi
actitud y acciones tanto en el presente como en el futuro, evitar los malestares y
fomentar los bienestares. Por ejemplo, puede ser que las personas que toman demasiado alcohol
por las noches al día siguiente amanezcan sintiéndose mal. Si el
malestar es explicado como causado por un virus, el remedio presente y futuro
así como las acciones a tomar, no podrán solucionar o aliviar el
problema.
Cuál es el problema de buscar la verdad? Que no hay empeño sincero en buscarla mucho menos en encontrarla. Llevamos cargada la versión propia
y la vaciamos como un volteo de arena en el terreno del otro. Buscamos la
verdad con palos, con ametralladoras, con insultos, con burlas, con
teorías cuadriculadas. Buscamos la verdad sin cuestionar nuestras afiliaciones
tradicionales, culturales, familiares, sin despojarnos de nuestros intereses,
con miedo a renegar de nuestras posturas pasadas por un miedo irracional a
quedar desintegrados.
Se nos hace tan difícil dialogar sin acusar y ser acusados de un
bando o de otro. Nos gusta pertenecer a una facción y colocar al otro en la
otra así, enseguida abre la boca y dice algo que no está en el paquete de mi postura, lo señalo en su error. Si menciona a Dios es un estúpido, si dice que es
ateo es un inmoral, si es de tal apellido es un reaccionario, si cuestiona la
falta de control en la frontera con Haití es un nacionalista patriotero, si defiende el
derecho que tienen los haitianos nacidos en el país antes de tal año a obtener
un status legal es un traidor a la patria.
Respecto al reciente
suceso de la matanza de los caricaturistas de Charlie Hebdo: si inicia
diciendo que nadie tiene derecho a hacer burla y ridiculizar la creencia de los
otros, enseguida el otro dice “¡esa matanza no se justifica!” y se defiende la ultranzas la libertad de expresión. Evidentemente la
primera persona no está diciendo que la
matanza se justifique, sencillamente está intentando explicar desde un ángulo esa
cruda realidad. Si por el contrario se inicia defendiendo la libertad de expresión como conquista de la
democracia, entonces el otro se irrita y dice que la libertad de expresión
nunca debe llegar a ofender y evidenciar racismo o intolerancia.
Lo interesante en este caso es que gente típicamente de
derecha o comúnmente de posturas de izquierda han roto sus propios esquemas
anteriores y se han situado con posiciones diversas que no atienden a su
afiliación. Por supuesto que todo el mundo está horrorizado con los asesinatos,
pero algunos inclinan un poquitico la balanza hacia la libertad de expresión y
el derecho al humor y otros la inclinan un poquitico hacia el respeto que hay
que tener por las creencias, usos, expresiones culturales que nos son extrañas.
No veo la razón de amotinarse para un lado ni para el otro. La balanza que
busque su nivel. No todos los progresistas de izquierda han esgrimido
el argumento de la libertad de expresión, ya que no la ha habido en muchos de
los regímenes de ese cuño. Tampoco todos los de derecha se han situado
en el respeto a las creencias y costumbres, ya que a veces ellos entienden que sus usos y tradiciones son las que deben primar
en la sociedad. Qué confusión! ;=), en esta ocasión no estamos previamente atrincherados.
Termino esta reflexión compartiendo citas obtenidas de
artículos publicados en estos días que personalmente me provocan el pensamiento:
David Brooks expresa en El País que “los humoristas y los
caricaturistas exponen nuestras debilidades y vanidad cuando nos sentimos
orgullosos. Minan el autobombo de los triunfadores. Reducen la desigualdad
social al bajar a los poderosos de su pedestal” y también dice en otro párrafo
que “la ridiculización se vuelve menos divertida a medida que uno empieza a ser
más consciente de su propia y frecuente ridiculez”. El problema no es ridiculizar a las creencias o religiones, sino ridiculizar a las personas que las profesan.
José Mercader uno de los más destacados caricaturistas
dominicanos expresa en un interesante artículo ayer en el Caribe, que la
revista Charlie Hebdo pudiera estar sirviendo a los intereses guerreristas de
occidente encabezados por los Estados Unidos. Dice también que: “Una de las
consecuencias inmediatas a la publicación de los dibujos de Mahoma fue que
Charlie Hebdo se vendió como pan caliente. Se sabe que después de 1981 tuvo que
cerrar por la poca venta. ¿Encontró en la burla a los musulmanes la gallinita
de los huevos de oro?” Parece que no todas las acciones tienen motivaciones similares.
Por su parte Manuel Rivas dice que la risa es un acto liberador y de sabiduría, la
cual acabaría con el miedo. Reivindica el más humano de los derechos que es reír
para acabar con el miedo y dice: “si Dios se sostiene en el miedo el verdadero
dios sería el miedo”.
Mario Vargas Llosa se declara Charlie Hebdo y expresa con firmeza:
“Lo que pretenden con ese asesinato colectivo de periodistas y caricaturistas
es que Francia, Europa Occidental, el mundo libre, renuncie a uno de los
valores que son el fundamento de la civilización….Uno de los riesgos más graves
de ese horrible ataque terrorista es que va a estimular la xenofobia a los
partidos extremistas que son tan peligrosos para la democracia como los
fanáticos islamistas”.
Le Pen, el anciano ultraderechista francés declara furioso
“yo no soy Charlie” y luego continúa diciendo para culpar a los socialistas: “ese
fenómeno terrorista está ligado en primer lugar a la inmigración masiva”.
Por último Christine Okrent tratando de deslindar a los
grupos radicales del islamismo del resto de los musulmanes y apuntando que hay una
ola migratoria que Francia no ha sabido asimilar y que hace proclive a jóvenes a
ser reclutados por esos grupos, dice al final de su artículo: “ “Soy musulmán y
soy Charlie”: es el más bello eslogan que pudimos ver en París en el momento en
que todos aplaudíamos a nuestros amigos muertos”.
Puntos de vista diversos, sin embargo todos ellos arrojan luz a la comprensión de una realidad que como todas las realidades es esférica, compleja y expandible, tal como el UNIVERSO, por eso se nombra así.
Las verdades son siempre simples y sencillas. No MATARAS. Cada cual las podra justificar o no desde su punto de vista. La verdad no se negocia y esta es una de ellas..
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