No todo lo que creemos puede ser sometido a un razonamiento lógico
y verificable. No todos los campos del conocimiento son
científicos. En el campo de la ciencia los argumentos y evidencias científicas buscan
poner a prueba las hipótesis nulas aunque no puedan probar las hipótesis alternativas
que son las que van empujando la ciencia. Hay fenómenos espirituales que no pueden
ser ajustados al conocimiento científico. Los científicos de las distintas
ramas buscan evidencias difíciles de encontrar en todos los fenómenos que
acontecen, los religiosos tampoco pueden verificar científicamente sus
creencias, suposiciones u objetos de fe. Desde mi punto de vista el campo
espiritual y el científico deberían tener en común la evolución
de la consciencia.
Las creencias en el fondo no son completamente ingenuas no racionales, aunque
intenten ser sustentadas “científicamente” o no, hay motores en el inconsciente
que las alimentan. En sus inicios son viscerales, luego se les montan razones
que las acomodan y las hacen potables a la mente humana. Es decir nacen de
intuiciones, rebeldías, inseguridades, esnobismos…luego se les buscan cuerpo de
sustentación. Los más serios buscan evidencias, contrariamente a los más
necios que rechazan las evidencias más evidentes, con tal de no moverse de su
cómoda posición.
Los cuerpos de creencias son tan variados y particulares como la cantidad de personas que
existe, aunque la gente los decline para adosarse a una "religión" y momentáneamente dejar a un lado sus creencias en construcción para suscribir convenientemente las de su “religión” y así sentirse perteneciente y protegida.
Cada persona tiene sus creencias íntimas que son construidas
a partir de su cultura, de la familia, de sus experiencias, de los grupos a que
va perteneciendo o quiere pertenecer. Hay que conocerlas, pero cada persona quiere
vivir en “paz”, aunque la paz signifique intentar acallar sus enemigos
internos, su falta de aceptación a sí misma, manifestando en cambio continua
rebeldía contra los demás o contra la cultura a quien ella misma le permite manipulación.
Para pertenecer o simpatizar por ejemplo, a un partido político hay que renunciar a muchos
principios y creencias propias a cambio de unas conveniencias. No importa las
evidencias en contra de los principios que dices tener pero todo queda
justificado, o por la incapacidad de rectificar o por las acomodaciones que
supone la pertenencia a ese cuerpo de ideas o de prácticas. Para justificar eso racionalmente
hay que atacar a los contrincantes despiadadamente.
En el fondo se trata de permanecer cómodo o cómoda sin tener
que luchar contra nuestra mediocridad, que no es más que un espíritu acientífico
porque no busca verdades, sino argumentos para sostener realidades que nos
permiten la inmovilización. Se trata entonces de ganar y fortalecer mi posición para seguir apoltronada,
inventar y buscar argumentos y contraargumentos para justificar mis heridas y
culpar de ellas a los que como yo, también han estado acomodándose a un
nivel de consciencia que evita la
interpelación y la evolución.
Concuerdo con este proverbio chino: "el pájaro no canta porque sabe la respuesta; canta porque tiene una canción". Estamos llamados a una gran coral, de múltiples voces y melodías, que busquen la armonía, aunque en el proceso desafinen. Esto supone mucho trabajo interior y exterior.
Concuerdo con este proverbio chino: "el pájaro no canta porque sabe la respuesta; canta porque tiene una canción". Estamos llamados a una gran coral, de múltiples voces y melodías, que busquen la armonía, aunque en el proceso desafinen. Esto supone mucho trabajo interior y exterior.
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