Los cuerpos de creencias son tan variados y particulares como la cantidad de personas que
existe, aunque la gente los decline para adosarse a una "religión" y momentáneamente dejar a un lado sus creencias en construcción para suscribir convenientemente las de su “religión” y así sentirse perteneciente y protegida.
Cada persona tiene sus creencias íntimas que son construidas
a partir de su cultura, de la familia, de sus experiencias, de los grupos a que
va perteneciendo o quiere pertenecer. Hay que conocerlas, pero cada persona quiere
vivir en “paz”, aunque la paz signifique intentar acallar sus enemigos
internos, su falta de aceptación a sí misma, manifestando en cambio continua
rebeldía contra los demás o contra la cultura a quien ella misma le permite manipulación.
En el fondo se trata de permanecer cómodo o cómoda sin tener
que luchar contra nuestra mediocridad, que no es más que un espíritu acientífico
porque no busca verdades, sino argumentos para sostener realidades que nos
permiten la inmovilización. Se trata entonces de ganar y fortalecer mi posición para seguir apoltronada,
inventar y buscar argumentos y contraargumentos para justificar mis heridas y
culpar de ellas a los que como yo, también han estado acomodándose a un
nivel de consciencia que evita la
interpelación y la evolución.
Concuerdo con este proverbio chino: "el pájaro no canta porque sabe la respuesta; canta porque tiene una canción". Estamos llamados a una gran coral, de múltiples voces y melodías, que busquen la armonía, aunque en el proceso desafinen. Esto supone mucho trabajo interior y exterior.
Concuerdo con este proverbio chino: "el pájaro no canta porque sabe la respuesta; canta porque tiene una canción". Estamos llamados a una gran coral, de múltiples voces y melodías, que busquen la armonía, aunque en el proceso desafinen. Esto supone mucho trabajo interior y exterior.
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