domingo, 6 de julio de 2014

Ciencia o conveniencia

No todo lo que creemos puede ser sometido a un razonamiento lógico y  verificable.  No todos los campos del conocimiento son científicos. En el campo de la ciencia los argumentos y evidencias científicas buscan poner a prueba las hipótesis nulas aunque no puedan probar las hipótesis alternativas que son las que van empujando la ciencia. Hay fenómenos espirituales que no pueden ser ajustados al conocimiento científico. Los científicos de las distintas ramas buscan evidencias difíciles de encontrar en todos los fenómenos que acontecen, los religiosos tampoco pueden verificar científicamente sus creencias, suposiciones u objetos de fe. Desde mi punto de vista el campo espiritual y el científico deberían tener en común la evolución de la consciencia.

Las creencias en el fondo no son completamente ingenuas no racionales, aunque intenten ser sustentadas “científicamente” o no, hay motores en el inconsciente que las alimentan. En sus inicios son viscerales, luego se les montan razones que las acomodan y las hacen potables a la mente humana. Es decir nacen de intuiciones, rebeldías, inseguridades, esnobismos…luego se les buscan cuerpo de sustentación. Los más serios buscan evidencias, contrariamente a los más necios que rechazan las evidencias más evidentes, con tal de no moverse de su cómoda posición.

Los cuerpos de creencias  son tan variados y  particulares como la cantidad de personas que existe, aunque la gente los decline para adosarse a una "religión" y  momentáneamente dejar a un lado sus creencias en construcción para suscribir convenientemente las de su “religión” y así sentirse perteneciente y protegida.

Cada persona tiene sus creencias íntimas que son construidas a partir de su cultura, de la familia, de sus experiencias, de los grupos a que va perteneciendo o quiere pertenecer. Hay que conocerlas, pero cada persona quiere vivir en “paz”, aunque la paz signifique intentar acallar sus enemigos internos, su falta de aceptación a sí misma, manifestando en cambio continua rebeldía contra los demás o contra la cultura a quien ella misma le permite manipulación. 

Para pertenecer o simpatizar por ejemplo,  a un partido político hay que renunciar a muchos principios y creencias propias a cambio de unas conveniencias. No importa las evidencias en contra de los principios que dices tener pero todo queda justificado, o por la incapacidad de rectificar o por las acomodaciones que supone la pertenencia a ese cuerpo de ideas o de prácticas. Para justificar eso racionalmente hay que atacar a los contrincantes despiadadamente. 


En el fondo se trata de permanecer cómodo o cómoda sin tener que luchar contra nuestra mediocridad, que no es más que un espíritu acientífico porque no busca verdades, sino argumentos para sostener realidades que nos permiten la inmovilización. Se trata entonces de ganar y fortalecer mi posición para seguir apoltronada, inventar y buscar argumentos y contraargumentos para justificar mis heridas y culpar de ellas a los que como yo, también han estado acomodándose a un nivel  de consciencia que evita la interpelación y la evolución.

Concuerdo con este proverbio chino: "el pájaro no canta porque sabe la respuesta; canta porque tiene una canción". Estamos llamados a una gran coral, de múltiples voces y melodías, que busquen  la armonía, aunque en el proceso desafinen. Esto supone mucho trabajo interior y exterior.     


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