domingo, 27 de julio de 2014

El artista y su vocación

Todos los seres humanos tenemos algo de artistas, es decir cierta sensibilidad que nos convoca a mirar la realidad y  conmovernos. Pero no todos sentimos la llamada profunda de extendernos por la vida como artistas. Es decir tomar la definitiva decisión de nadar en esas aguas que algunas veces anegan el alma,  aunque fuera de ellas te deshidrates. 
En estos meses muchos estudiantes están eligiendo profesiones. Cuando uno de mis hijos decidió estudiar arte fue precisamente después de una crisis vocacional, yo diría que existencial. Después que exploró varias carreras y no encontró en su opinión  ni suficiente sustancia ni atractivo en ninguna de ellas para dedicar su vida entera,  se decidió entonces por  estudiar Arte. Como padres lo apoyamos en su decisión, no sin recibir cierta presión de algunas personas de nuestro medio que cuestionaban nuestro apoyo y  le sugerían  que  estudiara algo más práctico y que luego tomara el arte como un pasatiempo. 
 Hay vocaciones muy definidas y la de artista es una de ellas. El artista verdadero puede tener otros oficios que le ayuden a vivir en este medio, pero para poder llevar su existencia a flote requiere dedicar tiempo suficiente al arte. El arte es como un manantial que de vez en cuando brota de los ríos subterráneos del alma. La obra del artista, sea esta de la escritura, de la plástica, de la fotografía, del teatro, de la danza o de la música, se expresa como un intento de comunicarse con el mundo o de enfrentarse con él, pero siempre es una manera de conexión. 
 Las contradicciones del mundo cotidiano percuten de modo especial en las almas de los artistas. 
Algunas personas lidian con estos desafíos de una forma rápida tal como problema- solución, mientras que el artista lo procesa lenta y simbólicamente. Por un lado se encuentran sus fantasmas internos fruto de sus sueños, frustraciones  y expectativas y por el otro lado las presiones provenientes del entorno. Se produce a veces una colisión que paraliza o bien una propuesta-resolución en forma de Arte. El poeta Rilke plantea que “una obra de arte es buena si nace de una necesidad”. 
La vida cotidiana y sus avatares es el principal insumo para un artista. En la soledad profunda, que es el caldo de cultivo, fermentan las experiencias, los valores, las utopías, los sentimientos que con suerte se convertirán en manifestaciones artísticas. El mismo Rilke le aconseja al joven poeta “mas su soledad, aun  en medio de muy inusitadas condiciones, será sostén y hogar. Desde ella encontrará usted todos sus caminos”. Así, el artista es un rumiante de la realidad y requiere transformarla para poder vivir con ella y en ella. 
No tiene caso querer detener la vocación de artista, ni torcer su torrente por cauces más convencionales. Más tarde o más temprano se produce la eclosión en forma más o menos creativa, productiva, retorcida, explosiva, liberadora. No es por ser artista que la gente se mete en problemas internos o externos. Más bien es que la especial sensibilidad en la vivencia de estas realidades reclama una urgencia de expresión creativa.  Cada cual tiene su forma de ser y estar en el mundo. Aunque la del artista nos cause un poco de molestia y de inquietud, también tenemos que decir que no pocas veces nos proporciona alegría y gozo. 

domingo, 20 de julio de 2014

Mientras camino voy aprendiendo...


Que puedo sentarme un rato a contemplar sin por ello detenerme.

Que continuamente estamos "recalculating" para hacer el camino más orgánico y personalizado.

Que todas las personas que encuentras en el camino tienen un sentido en tu vida, pero no el mismo: algunas son para aprender a compartir y tolerar, otras para disfrutar, otras para aprender a decir adiós, otras para reír un poco, otras para realizar un proyecto puntual, otras para quedarse instaladas en el fondo del corazón, pocas para varias de las anteriores.

Que la intimidad no es solo cosa de cuerpos sino también de almas.

Que la naturaleza evoca procesos internos que ocurren al interior de nosotros mismos.

Que no solo lo que se evidencia es lo que ocurre al interior, que lo que sale al exterior es porque se ha estado gestando por dentro.  

Que mientras más estrechos sean los principios más hay que recortar la vida para que quepa en ellos, porque si no cabe, hay que recortarla y mutilarla, u olvidarla, o darse golpes en el pecho para que la culpa se libere sin resultados.

Que aunque tengamos un objetivo o meta no por eso hay que caminar como caballo orejero. 

Que observar y estar alertas, ni implica juicio ni lapidación, pero sí pensar, siempre pensar, eso es aire, oxígeno para las cañerías del cerebro y del corazón, porque comprender ayuda a poner las cosas en su lugar, aunque luego las cambiemos de sitio.

Que hay personas que por el momento no pueden dar más de lo que dan, sea en el plano físico, afectivo o intelectual, pero que nunca hay que cerrarles las puertas de sus potencialidades.

Sigo aprendiendo y mientras tanto, desaprendiendo....








domingo, 6 de julio de 2014

Ciencia o conveniencia

No todo lo que creemos puede ser sometido a un razonamiento lógico y  verificable.  No todos los campos del conocimiento son científicos. En el campo de la ciencia los argumentos y evidencias científicas buscan poner a prueba las hipótesis nulas aunque no puedan probar las hipótesis alternativas que son las que van empujando la ciencia. Hay fenómenos espirituales que no pueden ser ajustados al conocimiento científico. Los científicos de las distintas ramas buscan evidencias difíciles de encontrar en todos los fenómenos que acontecen, los religiosos tampoco pueden verificar científicamente sus creencias, suposiciones u objetos de fe. Desde mi punto de vista el campo espiritual y el científico deberían tener en común la evolución de la consciencia.

Las creencias en el fondo no son completamente ingenuas no racionales, aunque intenten ser sustentadas “científicamente” o no, hay motores en el inconsciente que las alimentan. En sus inicios son viscerales, luego se les montan razones que las acomodan y las hacen potables a la mente humana. Es decir nacen de intuiciones, rebeldías, inseguridades, esnobismos…luego se les buscan cuerpo de sustentación. Los más serios buscan evidencias, contrariamente a los más necios que rechazan las evidencias más evidentes, con tal de no moverse de su cómoda posición.

Los cuerpos de creencias  son tan variados y  particulares como la cantidad de personas que existe, aunque la gente los decline para adosarse a una "religión" y  momentáneamente dejar a un lado sus creencias en construcción para suscribir convenientemente las de su “religión” y así sentirse perteneciente y protegida.

Cada persona tiene sus creencias íntimas que son construidas a partir de su cultura, de la familia, de sus experiencias, de los grupos a que va perteneciendo o quiere pertenecer. Hay que conocerlas, pero cada persona quiere vivir en “paz”, aunque la paz signifique intentar acallar sus enemigos internos, su falta de aceptación a sí misma, manifestando en cambio continua rebeldía contra los demás o contra la cultura a quien ella misma le permite manipulación. 

Para pertenecer o simpatizar por ejemplo,  a un partido político hay que renunciar a muchos principios y creencias propias a cambio de unas conveniencias. No importa las evidencias en contra de los principios que dices tener pero todo queda justificado, o por la incapacidad de rectificar o por las acomodaciones que supone la pertenencia a ese cuerpo de ideas o de prácticas. Para justificar eso racionalmente hay que atacar a los contrincantes despiadadamente. 


En el fondo se trata de permanecer cómodo o cómoda sin tener que luchar contra nuestra mediocridad, que no es más que un espíritu acientífico porque no busca verdades, sino argumentos para sostener realidades que nos permiten la inmovilización. Se trata entonces de ganar y fortalecer mi posición para seguir apoltronada, inventar y buscar argumentos y contraargumentos para justificar mis heridas y culpar de ellas a los que como yo, también han estado acomodándose a un nivel  de consciencia que evita la interpelación y la evolución.

Concuerdo con este proverbio chino: "el pájaro no canta porque sabe la respuesta; canta porque tiene una canción". Estamos llamados a una gran coral, de múltiples voces y melodías, que busquen  la armonía, aunque en el proceso desafinen. Esto supone mucho trabajo interior y exterior.