Cuatro ojos |
El idioma español
tiene la característica de utilizar un artículo antes del sustantivo. De esta forma se condiciona el objeto o sujeto nombrado, como uno de género
femenino o masculino. Sin embargo, el mar tiene el privilegio
de nombrarse como de género masculino en situaciones objetivas y en aquéllas relacionadas
con personas o sentimientos, suele usarse con el artículo de género femenino.
El artículo que antecede a los sustantivos-objetos tiene que ver generalmente con la terminación en a u o. Por
ejemplo, se dice la mesa, entonces la mesa toma una connotación femenina
con todo lo que implica. Sin embargo, el hogar que tiene que ver con fuego es masculino,
pero la casa que termina en a tiene artículo femenino, igual que la ventana. La flor pudiera haberse dicho el flor igual que el árbol. Se pudo haber dicho la
nube o el nube. La luna es femenina en español, pero en alemán es masculina, el
dolor es masculino en español pero en francés es femenino. En inglés los
artículos no condicionan el género ni tampoco las terminaciones de las
palabras.
Rolitas |
El nombre común de
las aves a veces es femenino y otras veces masculino. Sospecho que aquellas
personas que nombraron las aves las connotaron como inicialmente femeninas o
masculinas dependiendo de las características que en su cultura connotara a la
mujer o al hombre. Nunca oiremos decir ruiseñora aunque el ave cante como una
soprano (que por cierto es una palabra terminada en o sin embargo el artículo
es de género femenino y el concepto claramente femenino). Se llama ruiseñor,
entonces cuando canta, nos imaginamos que es un ave macho.
El zumbador (Anthratocorux
dominicus) tiene su nombre en latín que no tiene género, pero nunca se oirá
decir zumbadora, la cual va de flor en flor (femenina) tanto como el macho de
esta especie. Sospecho que como la flor es femenina al zumbador fácilmente se
le connota como masculino.
Zumbador |
El caso de las
rolitas es contrario. Estas avecitas parecen unas doñitas en su fenotipo y forma
de moverse, pero naturalmente existen los rolitos que jamás se han nombrado así, sino rolitas macho. Así mismo pasa con
las tórtolas, aunque con esta palabra pasa algo interesante y es que si dos
personas están muy juntitas acariciándose, se dice que están como dos tortolitos(género
masculino).
Otro caso
interesante es el del pájaro carpintero, en inglés woodpecker. Nunca se escuchará
decir una pájara carpintera, aunque claramente veamos que tiene la cabeza negra
y el color rojo solo en el cuello. Sospecho
que esta ave haya sido connotada con género masculino por su conducta agresiva,
su mirada que acecha y su dinámica actividad.
El petigre fue
nombrado por su pitido que parece decir “pitigri”. No obstante se dice “el
petigre” y nos imaginamos un machito que baja velozmente de lo alto de un árbol
para atrapar un insecto que vuela. Se podría pensar que el macho le lleva los
insectos a la hembra que permanece en una ramita baja. Pues no señor, la hembra
caza insectos a la par y con la misma agilidad.
Carpintero |
Sería difícil
imaginar que las palomas macho en vez de llamarse así se le diga los palomos, palabra
ésta que tiene otro significado. La paloma es pacífica, tranquila, redondeada,
con ojos delineados, se parece más a una
mujer que a un hombre, entonces la paloma es femenina en su género y sobre todo
en el imaginario humano.
Cigua palmera |
Claro, no
olvidemos que la palabra pájaro es de género masculino, así que quizá por eso ese
género abunda más al designar este tipo de animales. Si fuera por mí y de acuerdo
al estereotipo femenino común, en vez de decir “el cuatro ojos” (llamado así porque
tiene unas manchas cerca de los ojos que parecen otros ojos) le diría “ la cuatro ojos”. Su suavidad,
pitido tímido y breve, gestualidad frecuentemente
ensoñadora recuerdan más a una mujer típica que a un hombre típico.
Sin embargo, no
sé por qué hablamos de cigüas y no de cigüos. Nuestra ave nacional, la cigüa
palmera, tiene género femenino y cuando la vemos le otorgamos cualidades típicamente
femeninas. Por ejemplo, es buena criadora y muy trabajadora a la hora de
acotejar el nido, pero los machos son tan afanosos y buenos padres como son
ellas madres. Ambos, hembra y macho hacen las mismas labores en esta especie.
No hay que
subestimar el tema de los géneros que se endilgan a personas, animales, cosas o
fenómenos, porque con el artículo (el o
la) viajan significados y con éstos surgen sentimientos. La tormenta
es de género femenino, pero no es
lo mismo hablar de el tormento. El arcoiris es nacido
de la lluvia que es de género femenino, y del sol de género masculino. El
trueno es de género masculino y el agua, aunque es del femenino lleva el artículo
de género masculino, quizá para neutralizarla y hacerla univesrsal.