miércoles, 8 de marzo de 2017

Las aves y su género masculino o femenino

Cuatro ojos
El idioma español tiene la característica de utilizar un artículo antes del sustantivo. De esta forma se condiciona el objeto o sujeto nombrado, como uno de género femenino o masculino. Sin embargo,  el mar tiene el privilegio de nombrarse como de género masculino en situaciones objetivas y en aquéllas relacionadas con personas o sentimientos, suele usarse con el artículo  de género femenino.

El artículo que antecede a los sustantivos-objetos tiene que ver generalmente con la terminación en a u o. Por ejemplo, se dice la mesa,  entonces la mesa toma una connotación femenina con todo lo que implica. Sin embargo, el hogar que tiene que ver con fuego es masculino, pero la casa que termina en a tiene artículo femenino, igual que la ventana. La flor pudiera haberse dicho el flor igual que el árbol. Se pudo haber dicho la nube o el nube. La luna es femenina en español, pero en alemán es masculina, el dolor es masculino en español pero en francés es femenino. En inglés los artículos no condicionan el género ni tampoco las terminaciones de las palabras.  

Rolitas
El nombre común de las aves a veces es femenino y otras veces masculino. Sospecho que aquellas personas que nombraron las aves las connotaron como inicialmente femeninas o masculinas dependiendo de las características que en su cultura connotara a la mujer o al hombre. Nunca oiremos decir ruiseñora aunque el ave cante como una soprano (que por cierto es una palabra terminada en o sin embargo el artículo es de género femenino y el concepto claramente femenino). Se llama ruiseñor, entonces cuando canta, nos imaginamos que es un ave macho.

El zumbador (Anthratocorux dominicus) tiene su nombre en latín que no tiene género, pero nunca se oirá decir zumbadora, la cual va de flor en flor (femenina) tanto como el macho de esta especie. Sospecho que como la flor es femenina al zumbador fácilmente se le connota como masculino.

Zumbador
El caso de las rolitas es contrario. Estas avecitas parecen unas doñitas en su fenotipo y forma de moverse, pero naturalmente existen los rolitos que jamás se han nombrado  así, sino rolitas macho. Así mismo pasa con las tórtolas, aunque con esta palabra pasa algo interesante y es que si dos personas están muy juntitas acariciándose, se dice que están como dos tortolitos(género masculino).

Otro caso interesante es el del pájaro carpintero, en inglés woodpecker. Nunca se escuchará decir una pájara carpintera, aunque claramente veamos que tiene la cabeza negra y el color rojo solo en  el cuello. Sospecho que esta ave haya sido connotada con género masculino por su conducta agresiva, su mirada que acecha y su dinámica actividad.   

El petigre fue nombrado por su pitido que parece decir “pitigri”. No obstante se dice “el petigre” y nos imaginamos un machito que baja velozmente de lo alto de un árbol para atrapar un insecto que vuela. Se podría pensar que el macho le lleva los insectos a la hembra que permanece en una ramita baja. Pues no señor, la hembra caza insectos a la par y con la misma agilidad.
Carpintero

Sería difícil imaginar que las palomas macho en vez de llamarse así se le diga los palomos, palabra ésta que tiene otro significado. La paloma es pacífica, tranquila, redondeada, con ojos delineados, se parece más a  una mujer que a un hombre, entonces la paloma es femenina en su género y sobre todo en el imaginario humano.

Cigua palmera
Claro, no olvidemos que la palabra pájaro es de género masculino, así que quizá por eso ese género abunda más al designar este tipo de animales. Si fuera por mí y de acuerdo al estereotipo femenino común, en vez de decir “el cuatro ojos” (llamado así porque tiene unas manchas cerca de los ojos que parecen otros ojos)  le diría “ la cuatro ojos”. Su suavidad, pitido tímido y breve, gestualidad  frecuentemente ensoñadora recuerdan más a una mujer típica que a un hombre típico.

Sin embargo, no sé por qué hablamos de cigüas y no de cigüos. Nuestra ave nacional, la cigüa palmera, tiene género femenino y cuando la vemos le otorgamos cualidades típicamente femeninas. Por ejemplo, es buena criadora y muy trabajadora a la hora de acotejar el nido, pero los machos son tan afanosos y buenos padres como son ellas madres. Ambos, hembra y macho hacen las mismas labores en esta especie.

No hay que subestimar el tema de los géneros que se endilgan a personas, animales, cosas o fenómenos,  porque con el artículo (el o la) viajan significados y con éstos surgen sentimientos. La  tormenta  es  de género femenino, pero no es lo mismo hablar de el tormento. El arcoiris  es  nacido de la lluvia que es de género femenino, y del sol de género masculino. El trueno es de género masculino y el agua, aunque es del femenino lleva el artículo de género masculino, quizá para neutralizarla y hacerla univesrsal.

martes, 24 de enero de 2017

La marcha verde, esperanza y desafíos



El taxista que me llevaba a tomar el metro, para ir a la marcha del domingo 22 de enero del 17 me dijo:  “ya no voy a marchas, todos ésos que están en el poder marcharon conmigo muchas veces en tiempos de Balaguer y mírelos ahí donde están, muchos de ellos son el motivo por el que usted va a marchar”. No niego que le echó un jarro de agua fría a mi entusiasmo, pero le contesté:"tiene razón pero no podemos parar de indignarnos, es el primer paso, la indiferencia nunca ha cambiado nada.

Recuerdo a Stephane Hessel y su llamado a la indignación a la que sigue el compromiso para acometer el desafío que motivó tal indignación. Los acontecimientos recientes han indignado este país que permanecía en el letargo, la comodidad o la indiferencia. Todos los gobiernos elegidos democráticamente después de Bosch han abusado del pueblo, han usufructuado el dinero para beneficio en demasía de algunos ministros, colaboradores o empresarios ligados al gobierno. La ciudadanía contempla y especula pero no tiene mecanismos para desarticular ese entramado corrupto. Los poderes ejecutivos de todos esos gobiernos se han ocupado de atar a sí  mismos a los poderes judiciales y legislativos de turno.

La corrupción es una enfermedad que ha atacado a muchos estados latinoamericanos de forma estructural  y dado que la corrupción del pequeño solo se da si el grande lo permite, se crea una cadena donde si es denunciada (no siempre por honestidad) te puede caber hasta pena de muerte. Más aun, de una forma u otra todos participamos, en mayor o menor magnitud de este sistema corrupto diseñado para tapar la boca a todo el mundo.

 Si no puedes con el enemigo súmate él dicen algunos. La connivencia ha sido también otro mecanismo para poder lidiar con este monstruo de siete cabezas imposible de liquidar. Sin embargo, la indiferencia, la impotencia o el conformismo que hemos padecido en demasía, ha dado más oportunidad al desarrollo de este ogro que es la corrupción.

Todos los gobiernos se van pasando sus problemas y se van guardando las espaldas unos a otros respetando el lema “hoy por ti mañana por mí”. Este pacto implícito ha impedido que uno se arriesgue a procesar a otro, he aquí la impunidad, con algunas honrosas excepciones convenientes, que se han sacrificado por el bienestar y estabilidad de sus amos.

En fin que estamos metidos en este sistema público que funciona por las iniciativas privadas: salud, educación, agua, electricidad, seguridad, lo cual marca más aun la diferencia entre los más pobres y los pudientes. El dinero, que supuestamente tiene que asegurar todos estos servicios para todos por igual se va en el enriquecimiento “ilícito pero legalizado” a veces, de personas afines al gobierno de turno.

Han pasado tres partidos por el palacio y los tres han actuado de forma parecida, pareciera que el que está abajo es honesto porque no puede ser de otra manera, no por convicción ni principios. Enseguida alguien tiene poder se convierte a la religión de la corrupción, que le asegurará más poder y dinero siempre y cuando deje a otros participar.


Pues sí, necesitamos indignarnos, no podemos seguir contemplando el panorama como si todo esto fuera normal, no podemos seguir siendo un eslabٕón silente de la cadena. Nunca antes que yo recuerde se había dado una grandiosa marcha que aunara tantas diversas tendencias y sectores sociales. El desafío es mantener estos sectores unidos en ese objetivo y conscientes cada uno, de que la transparencia y la honestidad no son exigencias de conveniencia de los de abajo como hasta ahora ha sido. Más bien es asunto de principios éticos fundamentales para construir la democracia que queremos, no para alzarse con  el poder y entonces replicar los modelos anteriores en un ejercicio burdo de venganza.