jueves, 7 de noviembre de 2013

Lastres y diablitos culturales

Con cierta  frecuencia escuchamos  afirmaciones como éstas: “este país no tiene salida”, “los políticos son todos unos corruptos”, “si tuviera los medios me fuera de aquí, esto va de mal en peor”, “la clase media no tiene esperanza de mejoría, al contrario está cada día más estrangulada” y muchas otras como éstas.
Me niego a suscribir  todo esto. Hago de cuenta que es una forma hiperbólica de expresar los sentimientos de frustración. Me resisto a caer en la desesperanza y a dar por perdida la batalla contra las autoridades y por la democracia. Todavía creo que los ciudadanos tenemos algo que aportar  para construir el país que queremos. Sin embargo  nos vemos amenazados por unas creencias  y unas actitudes que son como unos diablitos culturales  que atentan contra la sensatez.. Algunos de los rasgos de nuestra cultura que tenemos que poner a prueba de buen juicio son:
 -El autoritarismo, responsable de que algunos problemas no puedan ventilarse con transparencia y que por tanto no lleguen a solución consensuada y respetada
-El compadrazgo,  y el amiguismo, que limita la efectividad y condiciona la institucionalidad.
 -El  inmediatismo que impide que las planificaciones a mediano y largo plazo  sean  respetadas por los gobiernos que se suceden.
-  La política partidista como único modo de acceder al poder  y que obstaculiza  la implantación de un nuevo orden.
 - El  hambre histórica que induce cada vez a nuevos hambrientos a comer sin compasión y a guardar por si las moscas.                           
- La miseria como cultura, que no conoce otra cosa que “el dao” y su compañero  el clientelismo como recurso para ganar votos y mantener el poder secuestrado.
   -El individualismo y el sálvese quien pueda.
  -El  burocratismo  que hace creer que se trabaja, pero su trabajo consiste en entorpecer el trabajo de los que trabajan.
  -El capitalismo despiadado y con poca regulación estatal donde los peces gordos se comen los pequeños con facilidad y sin compasión.
-El antihaitianismo como una bandera de patriotismo, mientras se tolera  por un lado el tráfico de personas en la frontera para cobros de peajes sin control  y por el otro se permite el   empleo de  mano de obra barata sin regulación. Todavía arrastramos  prejuicios y hacemos juicios de valor  a base de cuentos de abuelas que se repiten de generación en generación y de pueblo en pueblo.

Cada uno de esos atrasos culturales y otros más, endémicos y estructurales,   primero tienen que ser examinados, nombrados y reconocidos. Hace falta educarse, crecer y madurar, desde el sistema político, pasando por las instituciones y llegando a los individuos. Lo más fácil de todo es quedarse atrincherado en las creencias y actitudes  del pasado que nos hacen sentir cómodos por la costumbre, pero que ya no sirven para entender y vivir en este mundo. La convocatoria a exorcizar estos diablillos culturales tiene que ser iniciativa de todos y cada uno.